“Tengo Dinero En El Mundo, Dinero Maldito Que Nada Vale”

José Alfredo Jiménez no era economista. Ni financiero. Pero supo capturar en un verso de “La que se fue”, el espíritu económico de estos tiempos
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“Tengo Dinero En El Mundo, Dinero Maldito Que Nada Vale”. Foto: Pixabay
“Tengo Dinero En El Mundo, Dinero Maldito Que Nada Vale”. Foto: Pixabay

CIUDAD DE MÉXICO.- José Alfredo Jiménez no era economista. Ni financiero. Pero supo capturar en un verso de “La que se fue”, el espíritu económico de estos tiempos. En efecto, el dinero en el mundo nada vale: la tasa de interés está en cero por ciento, y la Reserva Federal, la FED, el banco central más poderoso del mundo, anunció el miércoles pasado que muy probablemente su tasa permanecerá en cero al menos hasta el 2022.

La tasa de interés de referencia de la Fed apenas estaba recuperándose luego de siete años, de 2009 a 2016, de estar anclada en cero por ciento como reacción a la severa crisis financiera de 2008-2009. Tímidamente la Fed la había logrado subir la tasa hasta 2.5 por ciento, pero ante la evidencia de una desaceleración en 2018-2019 fue reduciéndolas hasta 1.5 por ciento. Y entonces llegó la pandemia, lo que forzó a la Fed a volver al cero por ciento y, aún más, a comprar bonos de gobierno, bonos hipotecarios, y activos inusuales para la Fed, fondos de bonos corporativos, de inmobiliarios, activos de varios tipos para inyectar liquidez suficiente en los mercados para que la economía no se colapsara.

La estrategia funcionó, pues a pesar de posibles desperfectos en los datos, las cifras de empleo de mayo mostraron que la economía estadounidense, contra todo pronóstico, logró crear un número récord de empleos: 2.5 millones, en un solo mes, desafiando las expectativas más sombrías, y demostrando el poder que tienen las políticas contracíclicas sincronizadas en sus brazos fiscal y monetario.

Pero a pesar de lo espectacular de los datos, y a pesar de que conforme un estado tras otro en los Estados Unidos, y conforme un país tras otro en el mundo, reabren los negocios, la perspectiva para la economía más poderosa no es halagüeña.

En su reunión del miércoles la Fed pronóstico para su escenario básico, una caída del PIB en 2020 de 6.5 por ciento, con la tasa de desempleo descendiendo a entre 9-10 por ciento hacia finales de este año, por debajo de la actual 13.3 por ciento, pero casi el triple del nivel de 3.5 que existía apenas en febrero de este año. 

La perspectiva es clara: los Estados Unidos están padeciendo la recesión económica más profunda y compleja de los últimos noventa años. Y a pesar de la fiesta de euforia incontrolable que hemos visto en Wall Street, la producción, el consumo y el empleo del otro lado del Río Bravo, y el factor más importante para el desempeño de la economía mexicana después del consumo interno, no levantarán la cabeza durante los próximos seis meses.

La Fed mejoró su pronóstico para el 2021, con una expectativa de +5 por ciento, lo cual es normal esperar luego de una caída tan pronunciada, y pronostica un crecimiento de 3.5 por ciento para 2022. Pero una condición es necesaria para que dicho escenario optimista de recuperación se cumpla: que la tasa de interés permanezca anclada al cero por ciento, y que el balance de la Fed siga creciendo con la compra de bonos de gobierno, inmobiliarios y corporativos, y de otro tipo, durante los próximos dos años.

Es decir, la única forma de evitar que la recesión sea peor este año y lograr que se recupere penosamente los siguientes dos, es mantener la economía viva artificialmente, con el oxígeno suplementario que significa la tasa de cero por ciento. Solo haciendo que el dinero nada valga, se podrá evitar que la economía más poderosa del mundo, y motor del resto de las economías, señaladamente de la mexicana, se desfonde.

Este escenario, a pesar de su causa, tiene ventajas indudables. Para México significa que, si se logran condiciones de estabilidad inflacionaria y de confianza en el país, el Banco de México podrá continuar con la reducción de sus tasas de interés domésticas y llegar a niveles similares a las que vimos en 2009 (cercanas al 3 por ciento). 

La reducción de tasas significará para las Haciendas públicas, federal, estatales y municipales, un ahorro en su gasto no programable importantísimo, que podrá liberarles margen fiscal para invertir en otros sectores en donde es crucial la intervención del gobierno para enderezar la economía en un escenario en donde los Estados Unidos están sufriendo bastante más que un estornudo.

A Detalle

Las proyecciones por parte de la Reserva Federal no dejan lugar a dudas. El dinero permanecerá barato por un buen tiempo para evitar una hecatombe. La recesión causada por el Covid-19 no tiene parangón, por tanto, la Reserva Federal de EE. UU. ha tenido que tomar medidas poco usuales, que han visto ya en abril y mayo sus efectos positivos.

… el mercado de bonos ha descontado ya menores tasas para los distintos plazos de la curva de rendimientos. Dada la política monetaria expansiva por parte de la Reserva Federal, que ha buscado mantener la euforia en los distintos mercados de activos y con ello incentivar una recuperación más rápida. El dinero barato llegó para quedarse. 

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