Qatar 2022: ¿Por qué México no clasificó a octavos?

Antes de que sane la herida y la derrota caiga en el olvido, debemos averiguar quién fue el responsable de la tragedia
Dos jugadores del Tricolor en el campo
Qatar 2022: ¿Por qué México no clasificó a octavos? Foto: Reuters

La herida que dejó la eliminación de México del mundial ha empezado a cicatrizar. Nos regresaron a casa en la fase de grupos, después de tres décadas de llegar a cuartos de final. Pero antes de que sane la herida y la derrota caiga en el olvido, debemos averiguar quién fue el responsable de la tragedia.

Es fácil sospechar de aquellos jugándosela en la cancha; Gerardo Tata Martino, Ochoa, Raúl Jiménez o a quien usted guste señalar del entramado de jugadores y técnicos. Sin embargo, también el jugador es prisionero de otro tablero, diría el escritor argentino Borges.

Este otro tablero al que nos referimos es el negocio del futbol, particularmente el futbol mexicano, donde las televisoras y administradores hacen las grandes movidas. Porque, a fin de cuentas, el futbol, además de ser un deporte, es un negocio donde los intereses económicos pueden jugar en contra de lo que es mejor para el deporte.

Dentro de este negocio, ¿cómo se componen los ingresos? Para la Selección Mexicana, 30 por ciento son por derechos televisivos; 50 por ciento por patrocinadores; y 20 por ciento, por lo que se conoce como matchday. Resulta, por tanto, que las entradas son lo de menos: los ingresos principales provienen de derechos de transmisión y patrocinios.

Los ingresos por los derechos de transmisión son un activo importante para la selección, ya que cada año le deja una suma aproximada de 25 millones de dólares.

Las televisoras lo saben. Televisa tiene el derecho televisivo de la mayoría de los equipos de la liga mexicana, además de ser propietaria del club más longevo, el Club América, que tiene el mejor contrato, ingresando 15 millones de dólares anuales tan sólo por el derecho de transmisión. A su vez, Grupo Orlegi es dueño de dos equipos, Santos y Atlas, mientras que Grupo Pachuca posee los equipos de León y Pachuca.

Mexico no clasifico a octavos

El problema es que esto puede causar malas prácticas en la administración de los equipos, como lo ilustra el caso de Justino Compeán, quien pasó de un puesto gerencial en la televisora a presidente de la Federación Mexicana de Futbol tiempo atrás.

No obstante, lo importante es que Televisa tiene gran peso en los comités por su poderío económico y político, por lo que tiene voz y voto en las tomas de decisiones, tanto en la liga mexicana como en la selección.

En cuanto a los patrocinadores, tan sólo para el mundial la selección tenía al menos 22 marcas y socios comerciales, que generan grandes ingresos. Por ejemplo, el contrato con Adidas tiene un valor de 10 millones de dólares anuales. También se encuentran otras marcas como: Banorte, Coca-Cola, Kavak, Bitso, Xiaomi, Sabritas, LG e Izzi. No por nada la selección factura entre 450 y 500 millones de dólares anuales.

El problema de los patrocinios es que cabe la posibilidad de que un jugador con grandes patrocinios sea priorizado sobre un jugador de mejores habilidades, pero con menos patrocinios, a la hora de armar un equipo.

El futbol es resultado del talento que lo constituye. Sin el desarrollo de las habilidades y el cuidado del talento, el equipo pierde competitividad.

Lo trágico es que el futbol mexicano ha descuidado los mecanismos que promovían el desarrollo de jugadores nacionales. Esta estructura financiera ha erigido barreras que desmotivan a cualquier mexicano que aspire a convertirse en jugador profesional. Ejemplo de esto es la eliminación del ascenso y descenso entre divisiones, que ha provocado el estancamiento de las canteras, además que la corrupción y las palancas son otros factores que dificultan el acceso.

Esto es trágico si se considera que la aplicación de mecanismos como éste nos ha dado jugadores como Lionel Messi,  quien desde los trece años se formó en la cantera del Barcelona, ascendiendo por las distintas divisiones y debutando en primera división en el 2004.

En lugar de replicar este modelo de desarrollar talento desde joven, México se ha inclinado más hacia comprar jugadores ya formados, en varias ocasiones de otros países, para posteriormente evaluar si hay espacio para venderlo a mayor precio, esto por ser una decisión más rentable, con beneficios realizables a menor plazo.

La realidad es que el futbol es un deporte, pero también un negocio, lo que a veces puede jugar en contra del resultado deportivo.

La herida de la eliminación sanará, en cuatro años volveremos a portar la verde con la esperanza de ver una mejor selección que aquella del 2022. Nuestro júbilo será mayor porque la copa del mundial 2026 se disputará, en parte, en nuestras tierras: seremos el centro del mundo y las presiones por dar un buen juego serán todavía mayores.

Si queremos que la historia no se repita el futbol mexicano tendrá que cuestionarse sus mañas y corregir sus malos hábitos. De ser así en 2026 podríamos ver un país de mucha afición, pero también, y esto es lo importante, de mucho futbol. 

Por Carlos Uribe y Rodrigo Chávez 

Tips para tus finanzas personales directo en tu correo.
Al registrarme acepto los términos y condiciones

  TAGS

Taboola