Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

8 Ene, 2024

Aún hay tiempo

Es un mundo cyberpunk, donde muchos lamentan no haber actuado antes y otros aprovechan la situación.

LAS VEGAS.– Imagine que es 2040 y el mundo está siendo devastado por el cambio climático, resultado del mal uso de las tecnologías, su desarrollo y la creencia de que estas innovaciones que nos están destruyendo nos van a salvar en “un mediano plazo”. Para ese año, de no hacer algo al respecto en 2024, la minería submarina, el alto gasto energético para impulsar la IA y sus decenas de plataformas y herramientas que todos utilizamos, las criptodivisas y los autos eléctricos, así como el control de los grandes corporativos que aprovechan esta catástrofe para hacer “filantropía” mientras construyen casinos, hoteles y centros de entretenimiento en zonas donde ya no hay glaciares, pero sí agua, tan necesaria en esa época, llevaron a que la temperatura subiera en el mundo dos grados centígrados.

Terminamos con una cuarta parte de la vida animal, pues los incendios devastan grandes partes del mundo ante el calor excesivo o hay fuertes tornados o tormentas que devastan grandes zonas. El mar crecido está sepultando ciudades. La temperatura en el fondo marino, impulsada por máquinas que extraen minerales raros, litio, cobre, cobalto, oro y más materiales que se necesitan para seguir construyendo equipos tecnológicos, acabó con corales y el alimento para muchas especies. Las ballenas, los elefantes, muchas aves, insectos y vida en general se ha perdido y sólo podemos verla en videos en internet.

En cambio, los grandes corporativos, los multimillonarios que construyeron sus búnkeres en lugares estratégicos son los que realmente gobiernan el mundo y son los que juegan a ser dioses ofreciendo patentes gratuitas para desalinizar los mares, máscaras especiales para poder respirar ante un aire excesivamente contaminado por los incendios, y recolectan ADN de las especies que están muriendo, para clonarlas y regresarlas a la vida en un futuro.

Son los mismos multimillonarios y sus empresas que prometieron terrificar la Luna, Marte o construir ciudades en el espacio, que nos prometieron que la IA sin regulación era la solución para acabar con el hambre, las enfermedades y llevar progreso y renta básica universal tomando nuestros datos biométricos e información sin ética ni principios, pues no se podía frenar la innovación. Esos multimillonarios fracasaron en su intento de conquistar el espacio, y hoy buscan terrificar nuevamente su único hogar disponible, la Tierra, condicionando con su ambición a gobiernos y sociedades que migran y luchan con guerrillas digitales al mando de poderosos hackers en busca de derribar a los poderosos, como si fuera una escena del cómic Transmetropolitan.

Casi no hay terrenos fértiles, y el agua es un lujo para todos. Es un mundo cyberpunk, donde muchos se lamentan no haber actuado antes y otros aprovechan la situación para seguir controlando comportamientos con los excedentes conductuales que toman de internet, de las redes sociales potenciadas, de los mundos virtuales y el metaverso conectado, finalmente. El capitalismo de vigilancia a toda potencia.

Hoy arranca CES 2024, en el que los principales desarrollos que se presumen tienen que ver con la inteligencia artificial, las nuevas plataformas controladas por los LLM, esos “lenguajes de gran tamaño” que siguen asombrando a los “periodistas” que no preguntan sobre el mal uso, la regulación, la explotación de todo en pro del “avance del progreso”, que confunden IA con aprendizaje de máquina y que hablan del metaverso que no existe.

En este tipo de ferias seguimos viendo a los grandes corporativos hablar de la experiencia de usuario mejorada, del avance para curar enfermedades, hacer más cómoda la vida en el hogar, el auto o la oficina, pero que no hablan del ambiente y su deterioro por construir sus tecnologías, del capitalismo de vigilancia ni de cómo frenar los monopolios tecnológicos.

Difícilmente vemos a los líderes de Meta, Microsoft, Apple, Google, Amazon, Open AI y, ahora los chinos como TikTok, entre otros, que controlan el mundo tecnológico, llegar, hablar y permitir cuestionamientos de los periodistas de los que sí son y no sólo los que muestran el gadget para el entretenimiento. Sin embargo, en 2023 conocí y leí a personas interesadas en un cambio verdadero, de todas ramas y profesiones, y sé que este 2024 será clave para presionar una regulación de las nuevas tecnologías, antes de que sea demasiado tarde. Aún hay tiempo.

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