Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

16 May, 2022

Criptoestafadores


Las criptoestafas siguen creciendo en internet, pero muchos no las identifican a tiempo, pues las ven como moda, tendencia, futuro o esperanza de ganar más de lo que invierten como resultado de la historia reciente con las criptomonedas como el bitcoin. La más reciente lleva como nombre NFT o Non Fungible Tokens.

El caso de Bored Ape Yacht Club, esos simios de colores y que no implican nada, es un ejemplo de cómo estafar a los ilusos. La famosa “colección de arte digital” creada por un cuarteto de misteriosos entusiastas de las criptomonedas con seudónimos se convirtió en un producto de moda en el mercado de tokens no fungibles. Hace unos meses un NFT de un simio con pelaje dorado se subastó en Sotheby’s por 3.4 millones de dólares. La semana pasada, unos similares se vendían por 340 mil dólares.

El año pasado, Yuga Labs, una startup financiada que fabrica Bored Ape, comenzó a ver el éxito de sus “creaciones digitales” y empezó a impulsar empresas de criptomonedas, cadenas de bloques, más NFT y una constelación de tecnologías promocionadas conocidas como web3, que se han celebrado como una forma de liberar internet de los gigantes tecnológicos que la controlan ahora. Sin embargo, lo que ha hecho es contaminar el mundo digital con una espesa neblina de errores, estafas y especulaciones financieras caras y en gran parte no reguladas que arruinan más la confianza que tenemos muchos en internet.

Si ponemos de ejemplo ahora el bitcoin, nos daremos cuenta que ha perdido su esencia de ser una moneda alterna al control de los bancos centrales, que se valiera en favor de aquellos no bancarizados y apostara a la libertad de la oferta y la demanda, para hoy ser una criptomoneda de especulación, que favorece a pocos y que ya se mueve a los vaivenes de los mercados financieros.

¿Cuántos de los actuales defraudados no se dieron cuenta de que fueron conejillos de indias de los defraudadores y hoy forman parte de las cifras de las ciberestafas? ¿Cuántos compraron bitcoin en 50 o 60 mil dólares por unidad y hoy perdieron la mitad de su inversión con la promesa de que iba a llegar a los 100 mil dólares en un corto plazo?

Estamos viendo problema tras problema en una escala que no se ha visto en la mayoría de las tecnologías. Las empresas bien financiadas están publicando anuncios de Super Bowl que promocionan las criptomonedas al público, y las grandes firmas financieras se están preparando para permitir que las personas inviertan en monedas digitales como parte de sus fondos de jubilación. Y mucho de esto no está regulado.

Los objetivos de la famosa Web 3.00 son bastante nobles. El auge original de internet de fines de la década de 1990, lo que se podría considerar como web 1.0, fue una época de grandes valoraciones bursátiles que crearon algunas empresas duraderas y muchas puntocom muertas. La era de la web 2.0 posterior a la quiebra de mediados a finales de la década de 2000 estuvo marcada por una explosión de nuevas tecnologías y nuevas empresas: dispositivos móviles, redes sociales, servicios de transmisión y una web mucho más dinámica e interactiva. Sin embargo, en la última década, cuatro empresas (Google, Facebook, Amazon y Apple) surgieron como los guardianes centrales de internet y, en un sentido más amplio, de la industria tecnológica.

Los defensores de las innovaciones criptográficas y web 3.0 dicen que estas tecnologías pueden revertir el giro monopolístico de internet. Argumentan que al construir la próxima generación de aplicaciones de internet en blockchains, esencialmente libros de contabilidad públicos que pueden registrar transacciones monetarias y almacenar datos de una manera descentralizada, podría significar deslindarse del control de los gigantes tecnológicos, pero parece que eso no está ocurriendo así.

Durante un tiempo he tratado de mantener una mente abierta a estas afirmaciones, porque me ha consternado increíblemente la forma en que un puñado de empresas se ha apoderado de internet, de esa fuente de innovación que puede ser. Pero ¿realmente existe esa descentralización que nos prometen cuando muchas de las famosas empresas web 3.0 están financiadas por las mismas personas que construyeron la web que ahora estamos tratando de reformar?

El mejor ejemplo es el especulador y hasta estafador de Elon Musk, quien apoya las criptomonedas a su favor, pues mueve la cotización a su antojo al mover los hilos de los crédulos a través de Twitter, una empresa que busca comprar (si realmente ocurre eso), pues ya se dio cuenta que muchas de sus víctimas se encuentran en esta red social, y sabe cómo manipularlos fácilmente. En fin, estamos en crisis digital y ya veremos cómo se resuelve este tema en los próximos meses.

 

 

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