Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

18 Ene, 2021

La muy peligrosa libertad de expresión

 

La semana pasada les contaba cómo, “muy valientemente”, Twitter suspendió permanentemente la cuenta personal de Donald Trump, justo cuando quedan pocos días para que deje ser el presidente de Estados Unidos y, citando, por “el riesgo de una mayor incitación a la violencia” planteado por sus tuits en el contexto de disturbios y violencia en curso en Washington, D.C.

Esta suspensión, que se replicó en las otras valientes redes que pertenecen a Mark Zuckerberg, como Facebook e Instagram, está marcando una nueva era para las plataformas de redes sociales en lo que se conoce como libertad de expresión.

¿A qué me refiero con ello? A que la eliminación del todavía presidente de EU de su plataforma favorita creó un vacío para Twitter y ha puesto a otras empresas alternativas como la opción para que Trump acuda una vez que deje ser @potus.

Aplicaciones como Parler y Gab, las cuales han cortejado a Trump en el pasado, podrían convertirse en las nuevas apps a las que recurran personalidades a las cuales se les suspendan sus cuentas cuando Twitter y Facebook consideren que están violando sus reglamentos, algo que, como ya se ha debatido, pone en manos de las empresas la libertad de expresión y el contenido que “debemos conocer”.

Los números hablan para entender este cambio: poco después de la prohibición de Trump en Twitter, tanto Parler como Gab experimentaron problemas técnicos, probablemente por la cantidad de usuarios que intentaban acceder a sus plataformas y registrarse.

El jueves pasado el director ejecutivo de Gab, Andrew Torba, dio a conocer que la cuenta de Trump en esta red social tenía casi 500 mil seguidores. Aunque fue creada por la compañía en 2016 y había estado reflejando sólo las publicaciones de @realDonaldTrump en Twitter, en menos de dos semanas ganó más de 400 mil seguidores.

Torba dio una declaración a medios donde señaló que estaba en proceso de conectarse con el equipo del presidente Trump. La cuenta de Gab del presidente ya está reservada con cientos de miles de seguidores.

“Está sucediendo. Éste es el momento de Gab, uno para el que nos hemos estado preparando durante más de cuatro años y medio”, dijo Torba.

Gab fue una de las primeras plataformas en marcarse a sí misma como un sitio de medios sociales de “libertad de expresión” y ha sido un refugio para terroristas de derecha y otros extremistas violentos.

La aplicación fue eliminada de la App Store y Google Play en 2017 por violar las políticas de incitación al odio. En su declaración, Torba afirmó que el tráfico de Gab “ya había aumentado 120%, o más, en 24 horas solamente”, luego de los disturbios en el Capitolio.

También hay una cuenta de Trump en Parler, que usa el identificador realDonaldTrump, aunque no está claro si ha sido reservado para el presidente de EU. Actualmente está bloqueado con cero seguidores y sin actividad.  El viernes pasado, Apple informó a Parler que tenía 24 horas para “instituir una política de moderación” o, de lo contrario, sería eliminada de la App Store.

El viernes por la noche Google había suspendido a Parler de su Google Play. Aun así, Parler sigue siendo un candidato plausible para recibir a Trump en el futuro. El presentador de Fox News, Sean Hannity, afirmó el jueves que Trump ya se había unido a la plataforma.

Poco después de que su cuenta personal fuera prohibida, Trump tuiteó desde @potus, aludiendo a un salto de plataforma inminente. En una serie de cuatro tuits, declaró que “predije que esto sucedería. Hemos estado negociando con varios otros sitios y pronto tendremos un gran anuncio. También analizamos las posibilidades de construir nuestra propia plataforma”.

Los tuits ya no están publicados y no está claro si el equipo de redes sociales del presidente los eliminó o si Twitter también suspendió la cuenta @potus.

Para muchos, a medida que las principales plataformas, como Twitter y Facebook comienzan a moderar más seriamente a la extrema derecha, sitios como Parler, Gab y MeWe están preparados para albergar a usuarios desfavorecidos y conservadores descontentos.

Los intentos de prohibir movimientos como Stop the Steal ya han provocado que los partidarios de Trump migren a estas alternativas, algo que es riesgoso.

El ecosistema de medios sociales alternativos se divide en espejos de Twitter, como Parler y Gab, clones de Facebook, como MeWe, y sitios de alojamiento de videos, como Rumble. Cada uno aún tiene que demostrar que su modelo de negocio de oposición, que enfatiza la libertad de expresión, es sostenible y rentable. Pero, ¿quién los regulará a ellos?

 

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