Paul Lara

Cyberpunks

Paul Lara

6 Dic, 2021

¿Un nuevo progreso?

 

Para muchos, el progreso es ver nuevas máquinas operando, ya sea autónomas o voladoras, ciudades inteligentes, robots, humanoides, todo lo que tiene que ver en cómo la tecnología resuelve los problemas de la vida cotidiana. Y no están fuera de los parámetros. Piensa cuántas profecías se hacían sobre 2020 y la próxima década, sin olvidarnos incluso de los dos mil y creencias de cómo se vería el mundo.

Y si nos vamos más atrás, se veían las creencias apocalípticas de un mundo sin agua, enfrentado en guerras por los combustibles, con bombas nucleares volando por las diversas capitales mundiales y más. Y aunque esta visión aún puede hacerse realidad, lo cierto es que hay una parte del mundo más consciente sobre el cuidado del ambiente, el hambre, la pobreza y la guerra.

Imaginar mundos, pensarlos y modelarlos al estilo de Philip K. Dick o soñar con los metaversos como lo hizo Neal Stephenson puede llamarse progreso, claro. Sin embargo, puedo decir que hoy nuestra capacidad de ver y dar forma al mundo, al nuevo concepto de progreso, está presionada por lo que vivimos hoy.

No veo a los grandes analistas o futurólogos de 2019 imaginando cómo comenzamos 2020 y seguiría 2021, bajo un bloqueo contra un virus mortal, una economía que se desmoronaba más, pues muchas naciones aún no se recuperan de la debacle de 2008 por la crisis mundial por las hipotecas subprime en Estados Unidos, y decenas de locos de poder en varios gobiernos mundiales sin preparación para un futuro que tal vez algunos veían, pero que no esperaban, les cayera como diluvio de una mañana soleada a una tarde mortal en el mismo día.

Hoy el progreso tiene que ver en qué rápido trabajamos juntos, no aislados, para crear la vacuna más rápida jamás desarrollada (la más rápida en la historia había tardado cuatro años en llegar al mundo), para crear políticas y estrategias para implementar nuevas formas de cadena de logística y no depender solamente de una parte del mundo para crear chips o semiconductores que muevan las industrias. Y sí, mucho tiene que ver con la tecnología, pero más en la capacidad de operar juntos.

¿Cómo vamos a medir el progreso, cómo lo haremos hoy? La respuesta puede no ser sencilla, pero creo que hoy va en cómo resolvemos y aprendemos de esta pandemia a trabajar juntos, como sociedad, como país, como región, como mundo. El progreso debe ser ahora, y siempre debió ser así, llevar a que todos tengamos una mejor vida, a estar preparados y ser resilientes ante las sorpresas de la vida, como es una enfermedad mortal o una desgracia económica resultante de un error humano. No somos perfectos, pero progresar es aprender de todo lo que nos sorprendió y compartir esas enseñanzas con todos.

La tecnología viene a resolver problemáticas que por años hemos tratado de cubrir. Las mentes más brillantes de este planeta crean mejores inteligencias artificiales, computadoras increíbles que caben en la palma de tu mano, conexión al ciberespacio, equipos que miden y ayudan a conservar tu salud, a protegernos, pero si no entendemos que bajo el actual contexto debemos compartir los avances, a apoyarnos con las innovaciones, a dejar de pensar como un país, una empresa, mi familia, sino como un todo, no habremos progresado en estos últimos 20 meses.

Si recorremos la historia reciente en busca de pronósticos, promesas, profecías y proyecciones de lo que se esperaba para esta década que inicia, veremos muchas donde las empresas logran hazañas impresionantes. Pero, si vemos la realidad actual te preguntaría: ¿Qué esperabas que sucediera? ¿Qué realmente pasó según tu perspectiva? ¿Y qué puedes aprender de ello?

La forma en que percibimos el mundo implica nuestras predicciones. Hoy estamos haciendo conjeturas subconscientes constantes sobre el mundo que nos rodea. Pero lo interesante sucede cuando hay un gran desajuste o una señal de error, como sucedió en 2020, ahí es cuando actualizamos el modelo, es decir, aprendemos. ¿Cuánto aprendiste de este desajuste no planeado en el contexto mundial?

Si no cambiamos, la naturaleza lo hará y nos pasará la factura y el costo será incalculable. La forma en que avanzamos, juntos, a través de la fricción es el núcleo de lo que hoy llamaremos progreso, y ahí está el reto para los próximos años.

Definir el progreso es cómo lo hacemos. Es bastante fácil imaginar futuros, pero lo difícil es realizarlos. Un pronóstico impreciso nos permite trasladar la responsabilidad al futuro. Hacer un cambio duradero en el presente requiere que definamos nuestros términos y conceptos, y hoy tenemos esa oportunidad si realmente lo queremos.

 

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