Las promesas del presidente de China que calmaron a Trump (por ahora)

Las promesas más sustanciales de Xi Jinping apuntaron directamente al sector automotriz, clave para la política estadounidense
Economía -
Las promesas más sustanciales de Xi Jinping apuntaron directamente al sector automotriz, clave para la política estadounidense. Foto: Reuters
Las promesas más sustanciales de Xi Jinping apuntaron directamente al sector automotriz, clave para la política estadounidense. Foto: Reuters

HONG KONG.- El presidente de China, Xi Jinping, arrojó la pelota del comercio de nuevo del lado de su homólogo estadounidense, Donald Trump.

Xi prometió este martes 10 de abril una apertura comercial aún mayor. 

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La oferta de apertura, aún vaga, difícilmente calmará a los funcionarios de línea dura de Estados Unidos o, incluso a los moderados de la comunidad de negocios estadounidense; pero sí crean espacio para que el presidente Donald Trump justifique una continuación de las negociaciones.

Las promesas más sustanciales de Xi apuntaron directamente al sector automotriz, clave para la política estadounidense. 

La República Popular de China elevará los límites de la participación en la propiedad por parte de extranjeros en la industria "tan pronto como sea posible", dijo Xi, y recortará aranceles a vehículos importados. 

En forma más vaga, prometió una mayor protección a la propiedad intelectual foránea y dijo que China expandirá las importaciones.

El discurso dio poco respaldo a los que sostienen que Xi se está convirtiendo en un verdadero líder del libre comercio. También genera riesgos de engendrar más "fatiga de promesas".

Por ejemplo, Xi sugirió que China acortaría la llamada "lista negativa" de sectores inaccesibles, para la inversión extranjera; un compromiso trillado que se ha convertido en un símbolo de la capacidad de prestidigitación de China dentro de la comunidad de negocios internacional.

Xi también mencionó la exploración de "puertos comerciales libres", sugiriendo que los reguladores continuarán tratando de comprar a los críticos con reformas insustanciales. 

No hubo mención de abordar las políticas industriales que buscan sustituir importaciones con marcas locales o de limitar la amplia intervención estatal en la economía.

Funcionarios de línea dura como el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, probablemente verán el paquete como una oferta baja e irrisoria.

Aún así, el discurso pone una zanahoria como alternativa al garrote de represalias de Pekín y ofrece una oportunidad real para que Trump demore, al menos, embarcarse en una batalla arancelaria que incluso su propio grupo de cabildeo de negocios no quiere luchar. Los mercados financieros repuntaron después del discurso.

Tomar el gesto conciliatorio de Xi por lo que es -una base mínima para más negociaciones- permitiría a Trump atribuirse una victoria sobre los aranceles automotrices chinos mientras continúa buscando mayores concesiones y plazos claros de implementación.

La administración estaría en lo correcto si es escéptica acerca de que las prometidas reformas chinas vendrán "pronto". Pero, como acto de apertura, vale la pena considerar.

kgb

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