Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

18 Jul, 2018

Calificadoras pacientes

Las principales compañías de calificación se han mostrado pacientes con las señales y objetivos que ha planteado el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. El juicio de estas compañías tiene una enorme importancia, porque son las encargadas de evaluar y mandar señales al mercado con las que se determina a qué tasa de interés el país coloca deuda.

Además, la expresión más concreta del buen manejo financiero de una persona es su solvencia, es decir, la capacidad para pagar un crédito. Ésta se da en función de dos cosas: La reputación y la capacidad para generar ingresos, así como los riesgos de que éstos se vean afectados. El primer factor determina si el sujeto que se evalúa es de fiar, y el segundo evalúa cuánto se le puede prestar. Con los países, los estados, los municipios y las empresas ocurre exactamente lo mismo, cualquier entidad que emite deuda es evaluada en función de su historial de pago y las condiciones efectivas que tiene para generar ingresos que le permitan solventar la deuda colocada. Hacer dichas evaluaciones es complejo, y por ello, las compañías de calificación se han especializado en hacer el análisis y asignar una evaluación que se clasifica a través de letras que van desde AAA, muy baja posibilidad de insolvencia, pasando por AA, después llegando a las BBB y terminando con C, que implica que la insolvencia es inminente o presente.

En las últimas semanas entrevisté a cada uno de los responsables de asignar la calificación de deuda soberana de México para saber su evaluación del resultado del 1 de julio, así como de las señales y planes que ha ido perfilando López Obrador para su administración. Todas coincidieron en que no planean ningún movimiento de calificación y proyectan tomar acciones entre el primer y segundo trimestre del próximo año, salvo que ocurra algo extraordinario. No obstante, el director de Finanzas Públicas de Fitch Ratings México, Gerardo Carrillo, me dijo que antes de que termine el año harán alguna observación, pero no anticipa cambio en el BBB+ de México; uno de los asuntos que más vigilará Fitch es el balance entre el gasto y la disciplina fiscal. Para Joydeep Mukherji, director de Análisis de Calificaciones Soberanas para Latinoamérica de S&P Global Ratings, el énfasis está en el resultado de la negociación del TLCAN porque, más allá de ser un tratado de comercio, significa un ancla para el modelo económico de México. Sin embargo, Mukherji dice que es preferible esperar a que llegue el próximo gobierno para interpretar las señales y menciona que el periodo de transición es demasiado largo, por lo que el BBB+ de México se mantiene.

Mauro Leos, director gerente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s Investors Service, considera que para el primer presupuesto no prevén cambios importantes y que los programas de becas y pensiones no modifican los agregados.

Además, la próxima administración recibirá finanzas públicas fuertes y coincide en que un mal en el TLCAN, más que afectar las exportaciones impactaría a la inversión. Moody’s asigna a México una calificación de A3 con perspectiva estable. HR Ratings, que ubica a México en A- con perspectiva estable, considera que lo importante será evaluar hasta qué punto la próxima administración puede conseguir los ahorros y cómo se puede reconciliar el gasto y los ambiciosos programas sociales con la disciplina de las finanzas públicas.

Hay consenso entre las calificadoras en que México ha tenido un crecimiento moderado, que podría ser mucho más alto en los próximos años. En conclusión, la administración de entrante tendrá como su mayor reto, en los primeros seis meses, que el presupuesto cuadre, evitar que se deteriore la negociación del TLCAN y, por lo menos, ejecutar el presupuesto con disciplina en los primeros tres meses del año.

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