Controversias del T-MEC

Tal parece que ahora sí quedará establecido el mecanismo de relación económica de la región Norteamérica, no obstante, el proceso ha sacado chispas y controversias, lo que implica riesgos, uno de ellos tiene que ver con la interpretación que tienen los involucrados.

Una de estas interpretaciones la abordó el subsecretario Jesús Seade, quien fue categórico al negar que el Protocolo Modificatorio al Tratado México, Estados y Canadá (T-MEC) contemple supervisores, como lo deja entrever el documento que dio a conocer el Comité de Medios y Arbitrios de los demócratas, en el que plantea, entre otras cosas, que habrá attachés que estarían fijos en México para aportar información del cumplimiento de las prácticas laborales de nuestro país.

El subsecretario dijo que habrá paneles de solución en los que participarán representantes de México y de Estados Unidos. Desde mi óptica, el subsecretario tiene credibilidad y me da confianza su postura, sin embargo, las dudas quedarán despejadas una vez que se conozca el texto. Otra controversia fueron los choques que se dieron entre el gobierno federal y Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, quien dijo que el cuarto de junto quedó marginado, a lo que el presidente contestó que está siendo partidista, mientras que el canciller Marcelo Ebrard fue más enfático al decir que es muy conservador en materia laboral, acusación que no es consistente con las posturas de la Coparmex, que incluso ha sido, desde hace varios años, una de las mayores impulsoras del incremento a los salarios.

Es de llamar la atención que mientras que la postura de la Coparmex ha sido crítica del Protocolo de Modificación, la del Consejo Coordinador Empresarial fue de respaldo y congratulación, aunque dejando espacio para la revisión de lo acordado. La American Chamber también dio su respaldo y expresó su beneplácito. No es la primera vez que hay voces diferenciadas en el sector privado, pero en esta ocasión la distancia es mayor.

MÁS ALLÁ DEL T-MEC

Mientras en México buena parte de la atención está centrada en los temas de seguridad y la ratificación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el mundo ha entrado en una nueva fase que había sido anticipada desde que Donald Trump ganó la elección en noviembre de 2016. A partir de ayer, la Organización Mundial del Comercio (OMC) dejó de funcionar, luego de que el gobierno de Estados Unidos optó por bloquear las nominaciones de los jueces del órgano de apelaciones que se encuentra en el corazón del deber ser del organismo.

La OMC ha sido uno de los engranes que movieron al mundo después de la caída del Muro de Berlín y cuya lógica respondía a la estructura económica de la posguerra.

CHINA

Una de las razones por las que en las últimas dos décadas el surgimiento económico de China y la natural rivalidad con la potencia incumbente, Estados Unidos, no derivara en un enfrentamiento comercial abierto o incluso bélico fue la integración de la nación asiática a la OMC.

La Organización que encabeza el brasileño Roberto Azevêdo estaba lejos de ser perfecta, es muy lenta y burocrática para un mundo que requiere acciones rápidas, como un viejo árbitro que, si bien no marcaba todas las faltas y tardaba en llegar a las jugadas, al menos permitía que todos los participantes estuvieran de acuerdo con las reglas del juego, ahora, sin el viejo réferi, cada nación se defenderá como pueda, lo que, tarde o temprano, resultará en proteccionismo y desgastará los lazos de interdependencia que inhiben los conflictos bélicos.

En ese contexto, el entendimiento entre México, Estados Unidos y Canadá es una buena noticia, aunque tampoco es una garantía total, dado el estilo e ideología proteccionista de Donald Trump.