Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

30 Mar, 2023

Iluso, regular a la inteligencia artificial

Un grupo de figuras notables vinculadas a la inteligencia artificial y temas de tecnología como Elon Musk; el cofundador de Apple, Steve Wozniack; el emprendedor de Stability AI, Emad Mostaque y el escritor Yuval Noah Harari, entre muchos otros, firmaron una carta en la que proponen que se dé una pausa en el entrenamiento o desarrollos de modelos de lenguajes natural, con inteligencia artificial, más potentes que el ChatGPT4. La idea detrás de la postura es que, en esa pausa de seis meses, expertos independientes desarrollen e implanten protocolos para el diseño en los sistemas de inteligencia artificial para que sean supervisados y auditados por otros expertos, también independientes y externos. La carta aclara que ello no implica una pausa en el desarrollo de la IA en general, sino sólo dar un paso atrás en la peligrosa carrera de los modelos de caja negra, cuyos resultados no son previsibles. Además, especifica que en caso de que no se cumpla la pausa de los seis meses, los gobiernos deberían imponer una moratoria.

Muchos de los personajes que firman la misiva son expertos en inteligencia artificial de primer orden, sin embargo el planteamiento tiene algunas inconsistencias dado que apunta únicamente al ChatGPT de OpenAI y al modelo de Google llamado Bard, y si bien hasta ahora no se sabe del desarrollo de otros modelos de lenguaje natural, es obvio que puede haber otros esfuerzos no tan visibles, incluso otros sistemas de IA también funcionan con mecanismos de caja negra no asociados al lenguaje y que, al menos conceptualmente, implicarían riesgos sistémicos como los que se temen para el caso de este tipo de modelos de lenguaje natural. La parte más utópica de esta carta es que, en caso de que no se apliquen los puntos que plantea, los gobiernos impongan una moratoria. Lo anterior implica que: A) los tomadores de decisiones de los gobiernos entienden los conceptos con un alto grado de profundidad; B) que en unos meses y en un tema que, tan sólo conceptualmente resulta muy complejo, podrían encontrar consensos; C) que tendrían la capacidad de aplicar medidas coercitivas coordinadas y colectivas. Me parece que una y otra vez, la coordinación global ha sido muy elusiva, pero me queda claro que es utópico considerarlo dado el desenvolvimiento de los gobiernos del mundo en la pandemia. El entendimiento de covid-19 no requería de un grado de abstracción conceptual complejo, las personas se morían literal por esta enfermedad, había un órgano de coordinación global en la OMS que tenía un diagnóstico claro para la política pública global y para hacer más eficaz el despliegue de vacunas. No obstante, aunque resultaba obvio que valía la pena crear un fondo global para adquirir vacunas y atender la crisis de salud desde una perspectiva mundial, cada gobierno actuó de manera individual a fin de cumplir con su interés nacional de corto plazo, dejando en un segundo o tercer plano el bienestar colectivo, lo que generó que no se pudiera contener el virus que iteraba con mayor potencia en lugares con bajos niveles de vacunación y alta densidad demográfica. Así, surgieron nuevas y potentes variantes que costaron la vida a millones de personas adicionales que podrían haberse salvado de existir una coordinación internacional efectiva; no fue el caso ante un problema obvio, como tampoco hay mucho que presumir en la coordinación global en la lucha en contra del cambio climático. En un fenómeno tan complejo y abstracto como la IA resulta inocente pensar que se puede lograr un alcance de acuerdo global en seis meses, incluso en algunos años.  

El propio Sam Altman, fundador de Open AI, ha planteado que debería haber una regulación mundial, ayer por la noche tuiteó lo siguiente: “Cosas que necesitamos para una IA general: 1) La habilidad de alinear una superinteligencia artificial. 2) Coordinación suficiente al menos entre los principales desarrolladores de una inteligencia artificial general. 3) Marco regulatorio efectivo y una gobernanza democrática”. Los puntos uno y dos de Altman podrían lograrse en EU, no en China; el punto tres son buenos deseos.

Gran parte de las personas cree que la regulación es una varita mágica que blande un mago sabio y poderoso, no es así, basta ver a los legisladores de todo el mundo cuando les ha tocado lidiar con la regulación de las redes sociales, en la que llevan ya más de 15 años. Tanto la carta de los expertos como las peticiones de Sam Altman, se dan más por desesperación ante una tecnología que si bien tendrá efectos positivos de gran magnitud, también implica riesgos para la humanidad en la misma proporción. La regulación es una quimera, la bestia ha salido de la jaula y tendremos que aprovecharla y aprender a vivir con ella.

 

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