Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

23 Ene, 2021

La raíz del problema

Aun teniendo a Messi, ¿podría ganarse un partido de futbol cuando seis de los miembros del equipo están en la cancha, pero no juegan o, peor aún, muchas veces juegan en contra del propio equipo? ¿Podría Napoleón haber ganado batallas con el 55 por ciento de su ejército en contra?

México tiene justo ese problema, sin embargo, forma parte del paisaje desde siempre y nadie se enfoca en resolver el enorme problema, por el contrario, el gobierno actual lo hace más grande.

El problema al que me refiero es la economía informal. De acuerdo con el reporte más reciente del Inegi, 55% por ciento de las personas que trabajan en México están en la informalidad, es decir, no tienen seguridad social. Dicha tasa está compuesta por un 27.8 por ciento del total de la fuerza laboral, cuya unidad económica no tiene registros contables y depende de los recursos de la familia o de la persona que encabeza la actividad, es decir, en el mejor de los escenarios, un changarro.

Un buen ejemplo de la distorsión que genera este problema es la pandemia. Al problema de covid-19 en México, además del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, cuya incompetencia sólo es comparable con su soberbia, hay que sumar al enorme sector informal. Por ello, aunque Claudia Sheinbaum declare a la Ciudad de México en semáforo epidemiológico en rojo para frenar la tasa de contagios y las hospitalizaciones, la medida se diluye dado que la economía informal no se detiene y vienen las contradicciones. Mientras miles de restaurantes formales mueren de inanición por tener que suspender actividades, los puestos de comida en la calle operan sin control; mientras las cadenas de tiendas departamentales y especializadas tienen que bajar la cortina, los tianguis se convirtieron en el refugio de los consumidores inconscientes en busca de un regalo navideño.

Obviamente, el semáforo en rojo no funcionó y, por lo tanto, el covid-19 se extendió. Y fue justo en ese contexto que los restauranteros tuvieron éxito en mostrar la contradicción y lograr que les permitieran abrir con cuidados y únicamente en espacios abiertos.

Es importante aclarar que no se trata de condenar a los changarros, la mayor parte de las personas que los operan y trabajan en ellos viven en la subsistencia y no tienen más remedio que salir a trabajar y exponerse. Tampoco es que a las empresas les interese tener una fuerza laboral precaria, lo que hace más difícil la atracción de talento, el asunto es que la carga laboral es pesada y poco ágil.

Perú, que también es un país con una enorme precariedad laboral, aplicó un confinamiento drástico, no obstante, tampoco logró controlar la pandemia, lo que se atribuye a todos aquellos que no pudieron parar de trabajar.

Otro ejemplo de la enorme distorsión que genera la informalidad se muestra en la generación de riqueza. De acuerdo con los datos del Inegi, aunque el 55 por ciento de los trabajadores mexicanos está en la informalidad, apenas producen el 23 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que los trabajadores formales producen el 77 por ciento.

En su libro: Esfuerzos mal recompensados: la elusiva búsqueda de la prosperidad en México, Santiago Levy analiza cómo la sobrevivencia de una pequeña empresa formal se complica con la competencia desleal de sus pares informales y, a su vez, los negocios informales no pueden crecer y ser más productivos, condenando a todos a bajas remuneraciones y, por lo tanto, a la economía del país. La raíz de todos nuestros problemas se encuentra ahí y mientras no queramos verlo, viviremos apagando incendios, o no, como en el caso de la pandemia.

 

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