Rodrigo Pacheco

Suma de Negocios

Rodrigo Pacheco

15 Ago, 2018

Lo táctico y estratégico del TLCAN

Hay preocupación de que, en el afán de lograr que se firme un principio de acuerdo del TLCAN antes del 1 de diciembre, el equipo mexicano ceda en temas clave como las reglas de origen o el porcentaje de automóviles que se producirían en zonas de 16 dólares la hora. Otro tema que también preocupa son las reglas de estacionalidad y la resolución de controversias. Las preocupaciones son válidas y las presiones sobre el equipo negociador deben ser inmensas y sea cual sea el resultado habrá críticas. Si se logra en las próximas semanas habrá voces que digan que se sacrificó al aparato productivo de exportación. Aunque se generen consensos a nivel sectorial no faltarán los empresarios que se quejen de haber quedado muy afectados por la renegociación y pedirán apoyos.

En caso de que no se alcance el principio de acuerdo, habrá voces que dirán que el equipo mexicano elevó demasiado la expectativa y que exageraron en su optimismo lastimando la credibilidad hacia adelante, otros dirán que no fueron lo suficientemente flexibles para complicarle la agenda a Andrés Manuel López Obrador.

Más allá de las eternas críticas, el marco de referencia más constructivo es diferenciar entre lo táctico y lo estratégico del TLCAN. La parte táctica radica en proteger cada uno de los sectores de exportación, sobre todo los clave como las exportaciones manufactureras tratando de sacrificar lo menos posible. La parte estratégica del TLCAN implica mantener anclada a la economía del país a una visión de integración en la plataforma norteamericana bajo criterios de libre mercado, lo que permitirá que la parte más potente de la economía nacional siga avanzando y generando clases medias. En mi opinión, vale la pena ceder en algunas condiciones tácticas con el afán de lograr que los contrapesos externos que conlleva el TLCAN eviten que la próxima administración caiga en tentaciones proteccionistas. Además, garantiza que México mantendrá la tendencia de convertirse en el mayor socio comercial de Estados Unidos en los próximos años, lo que continuará generando enormes oportunidades que hoy no son tan aparentes.

Es necesario tener claro que alcanzar el TLCAN 2.0 no será el final de los problemas de la relación bilateral con Estados Unidos, al menos mientras Donald Trump continúe siendo el presidente de esa nación, podemos esperar crisis cíclicas y movimientos bruscos.

Más allá del éxito o fracaso, México debe mantener un diálogo activo con los distintos componentes de la sociedad estadunidense, el sector de los negocios, gobernadores y grupos de la sociedad, así como duplicar los montos destinados al cabildeo en la Cámara de representantes y el Senado, así como fortalecer los lazos con la comunidad mexicana que vive en la Unión Americana.

Además, la nueva administración tendrá la oportunidad de potenciar la relación con China desde una posición de relativa fortaleza al estar integrada en la región TLCAN. México no puede mantenerse sin tener definida una posición estratégica hacia la nación asiática en donde ambos países se pueden beneficiar.

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