Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

23 Dic, 2020

El ocaso de los moderados

El 2020 será recordado como uno de los años más complicados en términos económicos y sanitarios en varias décadas. En un inesperado giro, un virus modificó futuros políticos, expectativas económicas y destruyó vidas humanas en México y en todo el mundo. Los malos resultados han sido, entonces, la perfecta excusa, el anillo al dedo, para radicalizar posturas.

A principios de abril de este año, cuando apenas se conocían los efectos del SARS-CoV-2 en la salud, y México tenía la oportunidad de prepararse, el Presidente hizo la desafortunada declaración que marcaría el manejo de la pandemia. Como anillo al dedo fue el arranque, más rápido de lo esperado, de la radicalización de la posición política del Presidente y sus allegados. La pandemia fue el acelerador del fuego, pero el trasfondo yació en los ya malos números de la economía, la falta de inversión, seguridad y la poca o nula planeación gubernamental.

Ante las malas cifras, para el Presidente habría que modificar la estrategia. En su haber siempre estuvo por encima la narrativa artificial que la realidad científica. Habría que deshacerse de todos aquellos que fueron incluidos, por compromisos y votos, en el proyecto del candidato, pero que no coincidían con las posturas más descabelladas del Presidente como gobernante. Así, fueron sucumbiendo personajes que representaron, de alguna manera, un control al estilo unipersonal de gobierno de López Obrador. El discurso entonces se tornó cada vez más descabellado a lo largo de este año.

Así, cayeron Carlos Urzúa (antes de la pandemia), Alfonso Romo, Graciela Márquez (“reorientada” al Inegi) y Esteban Moctezuma, entre otros. En su lugar entraron personajes sin mayor calificación para sus nuevos puestos que la fe ciega al Presidente o un mayor acercamiento a las posturas duras de la 4T. El problema será entonces cómo apaciguar a un gabinete más cegado ante las desavenencias en la población por una crisis económica y de salud sin precedentes en décadas. Otro problema será cómo maquillar cada vez más los malos resultados sin que ello represente una baja en los potenciales votos del partido del Presidente.

La respuesta para el gobierno está, de nuevo, en la narrativa antisistema y anti-

élites. Entre más radical la postura, mayor ruido político que ofusca la música desafinada de la economía, seguridad y el bienestar de la población. Ante ello, la única respuesta inmediata para sanear, de alguna manera, los desatinos del gobierno será restaurar los balances de poder. Para ello, el 2021 será clave en la elección de la Cámara de Diputados y quince gubernaturas que pueden dar una bocanada de aire fresco al proceso político en México.

Mayores contrapesos para el sistema unipersonal del Presidente serían sanos para su gobierno y la democracia. La necesidad de negociar posturas con otras fuerzas forzosamente traerá compromisos que prevengan la aplanadora de los radicales de la 4T.

 

Y EL FUTURO…

Éste ha sido un año complicado para todos. Por ello lancé un nuevo podcast y blog, en https://spoti.fi/2JetnPV y https://bit.ly/3r3lAVU, donde me enfoco en el futuro para México. En un primer episodio del podcast, platiqué con Gabriel Quadri y en el segundo episodio sobre el covid-19, con una eminente médica especialista.

Nos leemos en enero.

 

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