Rodrigo Pérez-Alonso

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Rodrigo Pérez-Alonso

18 Jul, 2018

Hackear los pagos

La economía mundial y los mercados dependen ahora, en gran medida, de transacciones financieras que se llevan a cabo en nanosegundos por poderosas computadoras interconectadas que mueven capital. El tradicional sistema monetario controlado por los Estados nacionales no está exento de esta revolución digital.

El dinero es esencial para una economía moderna. Se utiliza en casi todas las operaciones que subyacen a la actividad económica. Sin embargo, con el tiempo, los medios de pago han cambiado. El intercambio de monedas de metales preciosos era un método temprano de hacer pagos en varias economías, y ahora, la mayoría del dinero toma la forma de depósitos bancarios introducidos vía electrónica en los libros contables de los bancos. Para hacer transferencias entre bancos existe una cámara de compensación operada por el Banco de México (o por los diversos bancos centrales) que compensa y liquida las deudas entre bancos y sus clientes. Al final, para que un pago electrónico sea procesado, éste debe pasar por procesadores de pago (como Visa o Mastercard), el banco central, los bancos comerciales y otros intermediarios. Todo esto es regulado y vigilado por las autoridades.

Contrario a este complejo proceso de pagos y compensaciones, en el último lustro han surgido monedas alternas. BitCoin es la más famosa y sonada moneda virtual hasta ahora. La novedad es que transparentan y descentralizan el sistema de contabilidad y compensación de los pagos hechos entre usuarios del sistema.

Mientras que en el sistema tradicional los bancos comerciales y el banco central tienen el control contable de liquidación y compensación de pagos, en Bitcoin y otras monedas virtuales el registro contable es público y abierto a todos los usuarios. La confianza, esencial para cualquier sistema financiero y bancario, se deposita en la red de usuarios que utilizan el sistema.

Hasta ahí todo bien. La idea romántica de las criptomonedas las ha impulsado a tener un valor cada vez mayor, con la natural volatilidad de un instrumento que es, en su mayor parte, no regulado. Sin embargo, ahí surge también el problema de estos instrumentos. No obstante la luna de miel de la prensa con estas monedas virtuales, éstas no son del todo confiables y son sujetas a problemas que en su mayoría estaban resueltos con la centralización del sistema monetario. El mayor de ellos es la confiabilidad y la especulación. Los precios fluctúan mucho y los costos para generarlas son muy altos todavía.

Ante la falta de regulación y hasta de novedad, diversas bolsas y plataformas de intercambio de estas criptomonedas han sido hackeadas. Hace algunos días nos enteramos del hackeo de una plataforma en México, Bitso, que no obstante, no sufrió mayor consecuencia. Sin embargo, a nivel mundial, hay ejemplos graves, como CoinCheck, en Japón, con el robo de 535 mdd; Bitgrail, de Italia, con 170 mdd; Coinrail, en Corea del Sur, con 40 mdd.

Todo ello manifiesta el estado de “viejo oeste” que impera en muchos de estos mercados y plataformas. Dada la novedad de estos instrumentos y su falta de regulación, su riesgo es mayor.

¿Será momento de normar más estos mercados?

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