Buen fin de año

Para cambiar el tono de mis artículos recientes, bastante pesimistas, pero tristemente realistas, vamos a cerrar el año con unas noticias alentadoras. Los mexicanos somos alegres y hospitalarios aún ante las miserias que a veces ocurren en el mundo. Veamos algunos ejemplos:

a.- Ha crecido sustancialmente el fenómeno de los expatriados que abundan por algunas colonias de nuestra capital y en otras ciudades importantes. Vienen con sus computadoras y se agencian oficinas temporales, a pesar de que en Estados Unidos, la mayor empresa de oficinas creció estrepitosamente, ya qu llegó a valer varias decenas de miles de millones de dólares… y quebró. Me dicen que en México sigue boyante (¡qué bien!). Lo interesante es que en ciertas colonias han crecido a tal grado que encarecieron los servicios y departamentos temporales causando molestias a los habitantes habituales y cierta especulación. Va a haber una regulación por parte de las autoridades, pero es muy prometedor que nuestra bellísima y caótica ciudad capital sea un magneto único para gente de fuera (y del interior) que viene a gozar de las múltiples atracciones que tenemos. Como “defeño” que soy, me siento orgulloso de que mi ciudad sea considerada una de las mejores para vivir.

Sé que hay problemas viales, inseguridad, falta de agua y corrupción, como en toda metrópolis, pero a los extranjeros les encanta México. Tienen toda la razón, pero hay que cuidar a nuestra Tenochtitlan.

b.- De nuevo, la increíble solidaridad de nuestra gente hacia las desgracias que nos han ocurrido este año es una muestra de que tenemos un pueblo especial, abierto y generoso, proveniente de todas las clases sociales. También es cierto que han crecido los problemas de la delincuencia y de la irracional polarización, disminuido la tolerancia y la búsqueda de acuerdos que protejan a todos. Debemos reforzar la creación de oportunidades de trabajo digno, cuidados sanitarios para prevenir desastres, como los que sufrimos y, aprovechar las oportunidades coyunturales que se nos presentan en estos tiempos.

c.- Somos un caleidoscopio de artistas, músicos y paisajes inolvidables, con pueblos y ciudades que son vistos con asombro por muchos visitantes, llenos de historias, leyendas y tradiciones que muchos países carecen. Hay que gozarlos y promoverlos, ya que además de únicos, apoyamos a millones de habitantes que viven de esto. Y, no podemos olvidar a la gastronomía mexicana, con múltiples muestras regionales de exquisitos platillos, abundantes frutas y una impresionante variedad de postres. Nuestras bebidas nacionales, el tequila, mezcal y licores que, con medida, se consumen y alegran cualquier convivencia. ¡Salud!

d.- Tenemos en el país un inmenso abanico de ritos precolombinos que se mantienen actualmente como el día de muertos y otras ceremonias, una mezcla de culturas hasta la modernidad y una vida cosmopolita que no le pide nada a las grandes ciudades del mundo. Hay para todos los gustos y bolsillos, si uno los busca.

Aunque parezca empleado o guía de turismo, siempre he estado enamorado de mi ciudad y de todo el país. Lo he recorrido y aprendido a quererlo y gozar a la gente y sus maravillas. Hay problemas e injusticias de siglos, lo sé, pero no debemos olvidar nuestro carácter especial y la cultura ancestral. ¡Que haya paz y un mejor futuro para todos!

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