Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

2 Ene, 2021

Cambios y retos

También hay cambios sustanciales y retos para lograr estabilizar nuestras empresas a mediano plazo. Casi todas han sufrido los efectos de la pandemia y las fases a las que me referí hace varios meses. La fase I, de pánico e incertidumbre, dio lugar a la fase II, que era la evaluación del daño y la creación de escenarios.

Desgraciadamente, esta enfermedad no ha amainado a pesar de las falsas noticias alentadoras que propagan nuestras autoridades. ¿Para qué hablar de eso?

Y, desgraciadamente, antes de llegar a la fase III, que es en la que nos reinventamos y tomamos el camino para sobrevivir y crecer, estamos regresando, este otoño e invierno, a la fase I, con todo lo que esto implica de restricciones y confinamiento. No esperemos milagros a corto plazo, pues las vacunas están apenas fabricándose, así que hay que seguir cuidándonos, a nosotros y a nuestras familias y empresas.

Los cambios que quedarán establecidos permanentemente son el cuidado extremo de nuestra liquidez y la austeridad.

Sabemos que podemos vivir con mucho menos, que el dinero se va y los gastos permanecen, que está deprimida la demanda de nuestros productos y servicios y, en muchos casos, tampoco nuestros proveedores nos cumplen formalmente.

Vamos a tener que hacer cambios radicales en la organización, haciéndola más dinámica y  productiva, posiblemente con ajustes dolorosos de personal y no contratar de nuevo o contratar servicios no esenciales.

Hemos reducido al mínimo nuestras inversiones de capital y eso afecta a la economía. Además, pedimos prestado lo indispensable para sobrevivir, por cautela y por intereses todavía muy altos.

Las empresas familiares no han recibido ningún apoyo oficial y un porcentaje importante no sobrevivirá. Los resultados del pasado Buen Fin no son muy halagüeños en ciertos sectores, por lo que va a haber cierres de negocios. ¿Y qué decir de restaurantes, hoteles, líneas aéreas, cines y otros giros? Habrá que cambiar, renovarse y sobrevivir a este fenómeno que ya nos cambió la vida.

 Un área promisoria es la del comercio, la educación y el trabajo en línea gracias a los adelantos tecnológicos de las últimas décadas. Su importancia es invaluable en estos meses, pero también sus retos, pues la automatización de procesos y la robotización crean desempleo. Además, las ventas físicas en grandes y pequeños establecimientos se han desplomado y los hacen muy vulnerables en el futuro. Urge una reevaluación de todo el aparato productivo, de la economía de países y regiones y del papel del sector público, el cual no ha logrado, en muchos países, estabilizar el barco ante esta tempestad. La recesión del año 2020 no va ceder en el 2021 y eso afecta a decenas de millones de mexicanos. Un Plan Nacional sin polarización o fines electorales nos ayudaría mucho para recuperar parcialmente el rumbo y la paz interior.

Los millones de empresas familiares ya estamos sufriendo y somos la base de la paz y empleo de México. Los retos son enormes.

Mucha salud, amigos lectores.

 

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