Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

9 Mar, 2024

La bomba generacional (fin de serie)

En los artículos anteriores me remonté varias décadas para ver los efectos de los cambios que han tenido una inmensa mayoría de las empresas y grupos empresariales familiares en el mundo. Hay ejemplos de transiciones en los grandes corporativos, con gente joven y muy preparada tomando la estafeta de sus padres, incluso abuelos, con una nueva visión dirigir los destinos de grandes emporios. Ha habido también conflictos patrimoniales, de poder y control y algunos han tenido que ser vendidos, al no ponerse de acuerdo los familiares. Esto ha sucedido en los grandes grupos, y pueden imaginarse lo que pasa diariamente en numerosas empresas medianas y, en las micro y pymes que sobreviven en el país. Es una época muy turbulenta y va a continuar por muchos años, hasta que salgamos los de la generación de la posguerra del panorama, lo cual es irreversible.

Aquí tenemos una paradoja: “Si entiendo que el proceso de sucesión ya debe estar en marcha y debo preparar todo para mi salida de la operación, ¿qué pasos tengo que seguir?”.

En primer lugar, es indispensable tomar conciencia de que: no soy inmortal. Tengo que saber soltar la operación y, debo asegurarme de que mi familia esté comunicada con tiempo de este proceso, para evitar sorpresas y malentendidos.

Debo definir, con ayuda de asesores financieros de que mi situación patrimonial y testamentaria esté razonablemente sana y que hay estructuras flexibles y seguridad relativa para mantener una estabilidad financiera el resto de mi vida y la de mi cónyuge.

El proceso de sucesión de la operación debe ser integral, con capacitación y evaluación de los candidatos(as) dentro de la familia o, en su caso, externos, que continúen con los lineamientos y políticas de los accionistas y el consejo de administración.

Hacer un testamento razonado y revisarlo constantemente para ser justo y cuidar la armonía familiar y la continuidad, en buenas manos, de la empresa o grupo familiar.

Evaluar todo esto con personas de toda la confianza del dueño, para afinarlo e ir viendo cómo se desarrolla su implementación, donde, seguramente, va a haber desviaciones y contratiempos que hay que resolver de la mejor manera. Los planes en estos casos son valiosos, pero ante un entorno muy cambiante, además de las posibles contingencias que no pueden ser previstas, la flexibilidad es básica para lograr un objetivo razonable para el dueño y su familia.

Un asunto muy peligroso es el ser complaciente, apático o simplemente decidir no hacer nada y esperar que el destino defina el futuro del sistema familia-empresa-patrimonio. Esto no es recomendable, ya que puede dar al traste con el sueño compartido de los fundadores del negocio, arruinar empresas, crear desempleo e inestabilidad en la comunidad,  y no proveer a los más vulnerables dentro del grupo familiar con una base para crecer y desarrollarse sanamente con su esfuerzo y valores familiares. No se puede permitir esto, señor(a) empresario.

Una última observación: La forma visionaria para lograr que la empresa y sus sucesores puedan enfrentar los obstáculos que, seguro, van a venir del exterior e internos es fomentar, desde ahora un proceso de innovación, con nuevas tecnologías, productos y mercados a conquistar y así dejar el camino dentro de la empresa familiar. Me parece esto último como la despedida exitosa, dejando huella, del emprendedor a su salida de la operación y dirección. ¿No les parece lógico, amigos emprendedores?

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