Salo Grabinsky

Del verbo emprender

Salo Grabinsky

17 Ago, 2019

Mi Buenos Aires querido

Estoy de vuelta en la señorial ciudad de Buenos Aires que, junto a la ciudad de México son las metrópolis más vibrantes y bellas de Latinoamérica. Vine acompañando a mi esposa que dio una ponencia magistral en el Congreso de Sociología y aprovechando, fui invitado por la Universidad de Belgrano y la Asociación Argentina de Empresas Familiares a dar una conferencia a alumnos y empresarios de pymes familiares.

Estuvo interesante y de paso les entregué copias de ejemplares de mi libro  Las empresas familiares en épocas críticas, ya en su tercera reimpresión, ahora publicada por la UNAM.

En este país, lleno de cultura, recursos materiales y una población educada pude corroborar que en muchas otras regiones del mundo se vive una época crítica. México es, por supuesto, una de ellos.

En Buenos Aires, una ciudad limpia y bien cuidada leímos sobre grandes colas para recibir el sueldo familiar, un subsidio para la gente desempleada, multitudes buscando un empleo en el gobierno y finalmente en ciertas zonas del centro de la ciudad, bajo un frío invernal vimos indigentes durmiendo en las aceras. El problema económico es de crisis por la alta inflación y la devaluación del peso argentino, aunque parece estar en proceso de estabilización, pero ha golpeado una vez más a los más vulnerables.

El país está de nuevo ante un proceso electoral muy polarizado, con dos grandes fuerzas enfrentadas: El régimen conservador del señor Macri y el antiguo gobierno peronista, que espera recobrar el poder. Hay otras fuerzas políticas minoritarias y se va a saber hasta octubre quién asumirá el nuevo gobierno después de una segunda vuelta de votación obligatoria.

Las micro y pequeñas empresas argentinas están, como las nuestras, en grandes aprietos, ya que la demanda de sus servicios o productos se redujo, hay pocos préstamos y éstos son a altas tasas de interés, lo que agudiza su  falta de liquidez. Muchos restaurantes de cierto nivel están semivacíos, frecuentados por turistas con divisas extranjeras o personas acomodadas. Como siempre, se come extraordinariamente, en especial la carne y las pastas, producto de la herencia italiana de millones de inmigrantes que se asentaron hace más de un siglo. Los argentinos son, en su mayoría, personas muy intensas que expresan sus convicciones, juicios sobre política y claro está, sobre la religión nacional que es el futbol en largas polémicas. Muchos conocen y leen sobre la situación, pero de todas formas cada quien tiene su juicio. En mis experiencias anteriores y en la actual son personas amables, hospitalarias y, repito, Buenos Aires es una ciudad señorial, con arquitectura europea traída por sucesivas migraciones y bellos parques. Vale la pena visitarla y gozar sus museos, música y comida, entre muchas otras cosas.

Deseo que el país retome la senda de la estabilidad económica, crecimiento y empleo sin extremismo o medidas que a la larga provoquen más crisis y que el país se base más en su población emprendedora con sus negocios familiares sanos. Gracias a los doctores Valda y Glikin por su esfuerzo en invitarme.

Nota: ¡Y la situación cambió radicalmente!

 

                delverboemprender.com.mx

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