David Páramo

Análisis superior

David Páramo

1 Dic, 2010

El regalo prometido

Todos los años, por estas fechas, cuando ya se resolvió la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, los legisladores se ponen algo así como una suerte de Reyes Magos, quienes no paran de prometer reformas y cambios legislativos para el año próximo.

No han faltado los legisladores que ya prometieron que en febrero iniciará una discusión seria sobre la reforma hacendaria, la cual, evidentemente, deberá estar lista antes de la elaboración del Presupuesto de 2012.

Desde la ya lejana época en que José Ángel Gurría era secretario de Hacienda este hombre no sólo había prometido una reforma en el segundo mes del año siguiente sino que, además, solía decir en privado que el cambio radical al sistema tributario era un tema que se tenía que administrar, puesto que llegar a puntos finales sería punto menos que imposible.

Algo similar ocurre con la reforma laboral. A pesar de que absolutamente todos los partidos políticos coinciden en la inoperancia de la actual ley, que hacen votos una y otra vez para que se den los cambios, pero cuando se les exige que tomen resoluciones no pueden llegar a ellas simple y sencillamente porque no tienen voluntad política para lograr cambios.

Es muy lamentable que en el país mientras los líderes sindicales siguen manteniendo grandes cotos de poder que, evidentemente, no comparten con sus agremiados, la base trabajadora siga viendo no sólo como se pierden prestaciones sino, más allá, cómo sus líderes son cada vez más ricos.

Terminará el año con estas promesas. A principios de 2011, cuando los legisladores vayan regresando (por ahí de la segunda semana del año) las reiterarán; sin embargo, desde este momento le podemos adelantar que no habrá ninguna reforma.

El país seguirá perdiéndose en los tiempos políticos equivocados, es decir, no se podrá avanzar en ningún tema toral mientras PRD y PAN sigan coqueteando en absurdas alianzas electorales o que los principales actores políticos tengan los ojos puestos en las próximas elecciones.

Dirán que no es el momento para presentar reformas, que se tiene que esperar una mejor situación; sin embargo, la realidad pura y llana es que México tendrá que seguir esperando a los legisladores.

RENOMBRADOS

Bruno Ferrari es un hombre quien está muy preocupado en saber por qué no tiene una buena imagen; sin embargo, los elementos son fáciles de poner sobre la mesa. Se trata de un funcionario público quien cometió una gran cantidad de errores en ProMéxico que no logró convertirla en una punta de lanza para lograr la promoción de las exportaciones mexicanas. Son famosas las historias de dispendio, mezcladas con bajos resultados.

Desde su llegada a la Secretaría de Economía ha caído en los dos típicos errores de quien encabeza esta dependencia. El primero de ellos es buscar un tratado de libre comercio casi con cualquier país. Hace unas semanas estaba sumamente emocionado con la posibilidad de alcanzar un acuerdo comercial con Brasil en el que, supuestamente, lograría la integración con América del Sur.

Este acuerdo comercial ni siquiera alcanzó a lograr la simpatía de los líderes empresariales quienes son mucho más que proclives a aplaudir la ocurrencia del secretario de Economía en turno, aun cuando en privado intenten boicotearlo.

El segundo es comenzar a soltar cifras de crecimiento económico como si se trataran de un éxito personal o, por lo menos, del gobierno federal. Seamos claros, si la economía crece 5% durante este año no se trata del éxito de medidas tomadas por Ferrari y su equipo sino que es un crecimiento inercial que no tiene ninguna garantía de mantenerse en el largo plazo, puesto que el país sigue presentando muy profundas debilidades desde el punto de vista estructural.

El programa cetesdirecto tiene, como lo hemos señalado desde el principio, el reto fundamental que tienen todos los programas de ahorro en el país: Convencer a los mexicanos que ahorren.

La inmensa mayoría de los mexicanos mayores de 18 años se forjaron entre inflación, devaluación y desorden económico. Cuando parecía que el crecimiento se había convertido en una realidad se presentó la crisis económica de 1995 que destruyó una gran cantidad de patrimonios.

Si a estas realidades económicas se suma el hecho de que los programas de educación no contemplan la cultura financiera como un pilar fundamental en el desarrollo de los niños, pues se tiene una mezcla muy dañina al ahorro. La inmensa mayoría de los mexicanos no sabe ahorrar. No tuvieron la oportunidad de ver que sus padres lo hicieran puesto que debían luchar en contra de la carestía y el sistema educativo formal jamás les entregó herramientas para que pudieran hacerlo.

En esta columna hemos insistido una y otra vez que la gran asignatura pendiente es la cultura financiera. Lamentablemente el gobierno sólo ha actuado con ocurrencias. Seguiremos con el tema.