Alicia Salgado

Cuenta corriente

Alicia Salgado

10 Ene, 2011

¿Cambios sin sentido?

El ajuste del gabinete del presidente Felipe Calderón se realizó al tiempo en que se han ajustado los acuerdos al interior del PAN. Casi todos entregarán cartera la semana que hoy comienza y el 15 dejarán sus puestos y, salvo la salida de Alonso García Tamés de Banobras, que se va a encabezar una dirección general en el Grupo Global con sede en Nueva York, la relación con gobiernos y proyectos de infraestructura para América Latina, el resto fue un reacomodo de tres bandas.

En el gabinete económico algunos dicen que fue Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda y Crédito Público, el ganón, porque tomó control de las carteras más importantes. Y sí, su influencia es evidente, pero la de Calderón es más, porque busca tomar control integral de los activadores del crecimiento económico (infraestructura y energía es la prioridad).

Si bien los cambios son de puros itameros (hasta hoy, porque falta la ronda de subsecretarios y donde la única despejada hasta ahora es la de Gerardo Rodríguez, quien asumirá la subsecretaría del ramo) que le saben del tema económico y de las finanzas públicas (don Alberto Bailleres y el rector Arturo Fernández estarán felices y preparando las siguientes medallas al mérito), su perfil puede implicar que Calderón no renuncia a realizar reformas en esos sectores, incluyendo el fiscal o de pensiones, donde harían la pinza José Antonio González Anaya y Meade para resolver el problema pensionario en Pemex.

Irá de nuevo por las reformas. Tal vez por eso también invitó a Roberto Gil como su operador directo con legisladores y gobiernos, como su interlocutor y administrador de la agenda, en lugar del naucalpense Luis Felipe Bravo (éste sí cumple con el requisito de residencia, no como Encinas), quien será el próximo abanderado panista del Estado de México y de paso se jaló a Juan Molinar, su compañero de batallas, unas fallidas (como su chamba en la SCT) y otras menos fallidas en el plano electoral.

Vea el caso de José Antonio Meade. Desde la Coordinación de Asesores de la SHCP con Agustín Carstens y luego desde la subsecretaría de Ingresos, representó a Hacienda, encabezó la mayor parte de los trabajos de integración, realización de corridas y negociación de la reforma energética y esto seguramente lo podrán corroborar algunos priistas como el mismísimo senador Francisco Labastida.

Conoce muy bien a Juan José Suárez Coppel, el director de Pemex, y es de sobra conocida la fricción que tenían la ex titular de Energía y hoy directora general de Banobras, Georgina Kessel (por cierto, una de las áreas de mayor expertisse de Kessel es la evaluación de proyectos de infraestructura, además de que creemos que mantendrá al grueso del equipo de García Tamés, porque conjuntar banqueros. que además han impulsado obras por 143 mil millones de pesos, no es tarea fácil).

También ha trascendido que Alfredo Elías, director de CFE,  le ha dicho a algunos amigos que le pidió al Presidente que lo relevara de la posición que ha mantenido desde que Gasca Neri dejó la CFE en la administración de Zedillo. ¡Lógico!, aunque no hay decisión tomada.

Ahora, si considera que en Pemex uno de los principales problemas que persisten, además de la lenta aplicación de las reformas disque porque los de abajo no lo dejan a Juanjo y la de arriba lo atosigaba, pues ahora tendrá un secretario y jefe “amigo”, que se ha ganado el respeto por la puntualidad de su análisis y la calidad de sus recomendaciones, al grado de que no sólo con sus pares en el Ejecutivo mantiene buena relación, sino con el Congreso, partidos y empresas.

En el caso de Dionisio Pérez-Jácome, al que los avezados analistas ven como desconocedor del tema transporte, infraestructura, logística y sobre todo del sector de telecom, habrá que recordarles que desde la Subsecretaría de Egresos no hubo proyecto o sector del ejercicio presupuestal que no pasara por su veredicto.

Pero tal vez lo que no gusta a muchos es que él era el responsable de negociar el rasposo tema de Telecomunicaciones y también de Transporte, dentro del equipo de Gerardo Ruiz Mateos, en la Oficina de la Presidencia encabezada por Juan Camilo Mouriño (primer año de Calderón). Él conoce perfectamente de los vetos, amarres, temas, litigios, proyectos que hay en telecomunicaciones y radiodifusión, y hasta del tema Mexicana, pues recuerden que el crédito de Bancomext él lo palomeó para que el gobierno federal diera su garantía de gasto público.

Ahora que su llegada tal vez permita que se presente una propuesta de reforma, pero más que a las leyes del ramo, a una reconfiguración total de la SCT, para que de una vez por todas se cuente con una Secretaría del Transporte, otra de Infraestructura y la Cofetel tome todo el control de sus temas de competencia (si no, abra los ojos). Hay muchos inquietos ahí, pero hasta ahora a los secres no les dejan tan fácil nombrar subsecres. Eso se decide en Los Pinos.

Por último, queda pendiente quién lo sucederá en la Subsecretaría de Egresos y, dado que despajamos la incógnita en la sucesión de Meade, dicen que entre los que levantaron la mano con el secretario Cordero están Carlos Montaño, de la Unidad de Inversiones y misma subsecretaría, Carlos Alberto Garza, de la Unidad de Coordinación con Entidades Federativas, y José Alfonso Medina, de la Unidad de Política y Control Presupuestario.