Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

10 Ene, 2011

¿Y cuál va a ser nuestra política económica en 2011?

Parecería ser que estamos de plácemes con lo que viene en 2011 para la economía mexicana, por los anuncios de las expectativas más optimistas para la economía norteamericana, en base a su proactiva política monetaria, recientemente anunciada para este año.

Pero sigue siendo una proyección muy pobre para nuestro Producto Interno Bruto (PIB), dadas las necesidades de México.

Hemos sostenido con insistencia, en el Colegio Nacional de Economistas, que parecería ser que al gobierno federal no le interesa la creciente pobreza y desempleo del segmento mayoritario de los mexicanos, que no ve la suya, y que está fuertemente integrado en el mercado informal de la economía.

Anuncian con bombo y platillo el aumento de empleos en el sector formal  ­–que es bueno–,  pero no dan la información completa de lo que ocurre en el sector informal, que ha venido creciendo en México en los últimos años ante la imposibilidad del sector formal de satisfacer las necesidades de empleo de una población que sigue creciendo y que no ha encontrado cabida en él, lo cual ayudaría al desarrollo.

Este no ha corrido la misma suerte en cuanto a mayor empleo.

Los anuncios de los registros de nuevos empleos formales en el Instituto Mexicano del Seguro Social  (IMSS) evidencian un manejo con fines de impacto político y no un anuncio serio, comprometido y verídico, como el que deberíamos recibir de nuestras autoridades económicas.

La economía mundial está en una circunstancia difícil de prever, con gran certidumbre, y deberíamos tener un plan de respuesta según la evolución que ocurra en el año.

Existen imponderables con respecto a lo que pueda suceder en algunos países de Europa, algunos al borde de hacer crisis.

Luego, también el diagnóstico para EU habla de un posible debilitamiento en su economía, hacia finales del 2011, cuando se agote el efecto del estímulo previsto en su política monetaria expansionaria.

Colgarse de la suerte de los Estados Unidos no es necesariamente malo.

Lo que es condenable es carecer de una política económica propia, que refleje una visión y una meta para México.

No somos un Estado de la Unión Norteamericana, que recibe pasivamente lo que barajan sus políticas gubernamentales federales.

Nosotros tenemos un gobierno con todos sus instrumentos de política económica  y un Banco Central, como cualquier país independiente, y la capacidad de ejercer políticas monetarias, de orden fiscal, comercial y otras.

Pero nuestro gobierno se ha cercenado esas atribuciones, esperando que el mercado se ajuste solo, y que los americanos nos rescaten.

Evidentemente no quiere intervenir en la economía, ni para salvarnos de una crisis financiera.

Seguiremos insistiendo en nuestras tesis, esperando que algún día nuestras autoridades cambien de manera de parecer o que abandonen la responsabilidad, por decisión electoral del pueblo.

*Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas