David Páramo

Análisis superior

David Páramo

27 Ene, 2011

Aumenta la guerra

Alejandro Valenzuela dejó claro en una entrevista con Excélsior que a pesar de la tregua que se acordó hace más de una semana, el grupo que encabeza Banorte no moverá un ápice su posición en torno a que el próximo presidente de la ABM debe salir de “los bancos mexicanos”, puesto que consideran que otra solución sería un atropello.

La estrategia de los bancos grandes buscaba enfriar el conflicto, llevarlo de las páginas de los periódicos al Club de Industriales y así ir tratando de disminuir heridos, rencores y mantener la unidad de los bancos grandes.

Si bien es cierto que todos los bancos coinciden en que lo peor que podría pasarles es la división de la ABM (ya sea por la vía de la Unifim o cualquier otra variante), también es un hecho que ambos grupos han decidido llegar hasta las últimas consecuencias en la defensa de su posición.

Hagamos un análisis de poder:

Los bancos grandes (Bancomer, Banamex, Santander, HSBC) representan más de 70% de las cuotas de la ABM y, además, salvo uno o dos más tienen la infraestructura suficiente para administrar esta asociación que, en realidad, parece muchísimo a un cascarón.

Desde tiempos inmemoriales existe un acuerdo a través de cual la presidencia se rota entre los bancos grandes que, entre otras cosas, asumen la responsabilidad de operar la asociación. Aquí valdría la pena establecer que ese convenio no escrito no fue acordado por quienes están al frente de la banca y, quizá más importante, no corresponde a una realidad en la que hay 41 instituciones de crédito.

“Los bancos mexicanos” tienen a su favor que son muchísimos más. Si la elección en la ABM fuera voto por voto, alejándose del criterio de unanimidad, sin duda el presidente de la agrupación provendría de este gremio; sin embargo, el costo sería elevadísimo no sólo por el dinero sino por el músculo que le provee a la asociación el que los bancos grandes sean sus miembros. Ninguno de esos bancos requiere estar en una agrupación gremial para tener fuerza de representación.

Este grupo de bancos sostiene que en 2009 se llegó a los siguientes acuerdos:

Primero. Ignacio Deschamps y Luis Robles encabezarían la ABM y, terminando, “los bancos mexicanos” pondrían al siguiente presidente. De acuerdo con los representantes de las instituciones de mayor tamaño ese convenio simple y sencillamente no se tomó. Valenzuela insiste en que el acuerdo sí existió.

Segundo. La vicepresidencia de bancos nuevos le correspondería a Luis Niño de Rivera quien en todo momento dejó claro que la Unifim no tenía absolutamente nada que ver con una división en la ABM o una cuña. El presidente de Banco Azteca desde el primer momento estableció cuáles son las prioridades, objetivos y alcances de la unión.

Así las cosas, cuáles son los escenarios posibles.

A pesar de que, como adelantábamos, Luis Peña habría dado algunas señales de estar dispuesto a dejar la candidatura, la realidad es que los bancos que lo apoyan no lo han dejado, puesto que no están dispuestos a capitular. Una situación similar se presenta con Jaime Ruiz Sacristán, puesto que este hombre bien sabe que no podría presidir a los bancos si no hubiera acuerdo de las instituciones de mayor tamaño.

La intención de los bancos grandes es mantener la presidencia pero no tienen candidatos. La versión, hasta el momento rechazada, es que Luis Robles podría convertirse en presidente de la ABM o que podrían mantenerse él y Deschamps. Reiteramos, la ABM tendrá que construir un nuevo acuerdo institucional de correlación de fuerzas y eso pasa, necesariamente, por tomar con calma la selección del nuevo presidente.

RENOMBRADOS

Abraham Zamora asumió la presidencia de la Canaero en sustitución de Juan Rodríguez Castañeda. El funcionario de Aeroméxico estará acompañado en esta representación gremial a Luis Hernández, de Interjet, y Alfonso Ascencio, de Volaris. Llama la atención muy poderosamente el que las tres principales líneas aéreas del país tengan los tres puestos más importantes de la cámara, lo que manda un mensaje muy poderoso hacia las autoridades.

Las líneas aéreas han tomado la decisión de cerrar filas y mandar señales sumamente claras a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, encabezada por Dionisio Pérez-Jácome, en el sentido de que unidos buscarán impulsar un cambio radical en el sector.

Arturo Barahona hace muy mal en pretender engañar a posibles inversionistas de la minimexicana al decirles que tiene un gran apoyo por parte de la autoridad y que eso le da una ventaja competitiva sobre empresas similares como sería el caso de Aviacsa.

La realidad es que si bien es cierto que el grupo de Ramón Madero no ha recibido apoyo, también es un hecho que PC Capital se equivoca si cree que con esos versos va a conseguir el dinero.