Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

16 Abr, 2012

Debates

La esperada Cumbre de las Américas sesionó el pasado fin de semana en Cartagena, Colombia, ocasión que sirvió a los presidentes y primeros ministros del continente para presentar y sostener con vigor sus estrategias gubernamentales, con vistas a influir en las campañas electorales —actuales y próximas— de sus respectivos países.

Ostensiblemente, el tema principal más anunciado fue: ¿qué hacer y cómo enfrentar el flagelo del narcotráfico? Pero tanto ese tema como todos los demás tuvieron sus fondos económicos, en lo esencial; y los jefes de gobierno presentes no dejaron pasar la oportunidad para tratarlos, dado lo delicado del contexto de la economía mundial, esencialmente recesiva, y sus efectos en la vida de sus poblaciones.

Respecto de los estudios presentados por tres ex presidentes —de México, Colombia y Costa Rica— que propusieron hace meses que se legalizara y despenalizara el consumo de drogas en nuestros países, para que dejaran que operaran las fuerzas del mercado en ese campo, mismas que reducirían las utilidades de su manejo ilegal; posición que con toda energía rechazó el presidente estadunidense, Obama, y que nadie más la defendió.

“Estados Unidos acepta su responsabilidad —dijo— ante la elevada demanda de drogas, por lo cual ha adoptado una nueva estrategia que incluye educación, prevención y tratamiento.”

Nuestro Presidente llegó desde el viernes y aprovechó la atención que su presencia temprana despertó en la prensa internacional ahí presente, para hacer sus declaraciones en torno a la “posición de México” de promover el libre comercio entre los países; luchar contra los cárteles de la droga; y censurar a Brasil por su proteccionismo.

Más adelante, en los debates de la cumbre, en ocasión del anuncio de un TLC de Panamá con EU, se dio una fuerte crítica, por varios de los países presentes, a los tratados de libre comercio que han estado promoviendo tanto México como Estados Unidos.

También se hicieron escuchar las palabras duras de la presidenta de Brasil, que fustigó la política monetaria y crediticia expansiva de Estados Unidos por sus efectos sobre el tipo de cambio del “real” ante la excesiva entrada de divisas a su economía, que la ha sobrevaluado, “obligándola” a responder con medidas proteccionistas en defensa de su planta productiva y el empleo.

Y esos problemas, sin duda, continuarán por lo menos durante el próximo lustro, porque el propio Fondo Monetario Internacional, en su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales, caucionó a los países que las recesiones ocurridas tras la explosión de burbujas inmobiliarias con alto nivel de endeudamiento interno, como la actual, “son dolorosas y pueden prolongarse hasta cinco años”; y citó como ejemplos los casos de España, Reino Unido, Japón y Estados Unidos, entre los principales.

Por lo tanto, fue muy significativa la noticia de la semana pasada, emanada de Estados Unidos, de que el empleo en su economía, durante marzo, dio seña de debilitarse, con un muy reducido monto de nuevos entrantes a la fuerza laboral.

En cuanto a la discusión del flagelo del narcotráfico en los países latinoamericanos, el presidente de Perú manifestó que el presidente Felipe Calderón de México le había revelado que el narcotráfico había reemplazado, en determinados sitios del país, las funciones del Estado en actividades que le competen exclusivamente, tales como la recaudación de impuestos.

Luego, también resonaron las acciones proteccionistas argentinas “en defensa de su planta productiva y el empleo”. Hicieron mella en dos países: México y España. A nosotros por una propuesta de modificación proteccionista en el Tratado de Libre Comercio entre su país y el nuestro —igual que ocurrió días antes entre Brasil y México—; y con España, por su pretendida nacionalización del capital argentino, mayoritario, en la empresa petrolera española, Repsol, que opera en Argentina.

Si algo se hizo especialmente evidente en esa cumbre fue que México sigue nadando contra la corriente mundial y latinoamericana, en materia económica y de comercio internacional, porque ante la presión recesiva que se esparce por el mundo, nuestra política económica internacional sigue cifrada en negociar más tratados de libre comercio, mientras que nuestros vecinos del sur responden con medidas proteccionistas de sus plantas productivas y del empleo.

Y en la materia económica, México no ha anunciado ninguna acción propia que promueva la actividad económica y genere empleos, ni siquiera para compensar lo que el mercado no ha podido resolver.

*Presidente del Colegio
Nacional de Economistas