José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

31 Ago, 2012

Banxico, ¿en el banquillo de los acusados?

El hombre cercano a López Obrador, Ricardo Monreal, sí terminó denunciando al gobernador del Banco de México por alterar operaciones y hasta por lavado
de dinero.

Sin duda estamos frente a una acusación mucho más política que de sustento en el manejo del sistema de pagos. Y además, la acusación de Monreal pudo haber sido en contra de algún funcionario del gobierno federal, con filiación partidista, pero hacerlo en contra del banquero central autónomo, es decir, de un funcionario del Estado, todavía llama más la atención.

El pecado de Carstens

¿Cuál pudo ser el pecado del gobernador del Banco de México? Asistir a una reunión con legisladores del PRI, en donde Emilio
Gamboa
, coordinador de la bancada tricolor, invitó a Bernardo Sepúlveda y a
Carstens para hablar con los legisladores.

Aprovechando el foro, el banquero central dijo lo que ha repetido: para el Banco de México se necesitan reformas estructurales en la economía mexicana y el tema es cómo llevarlas adelante.

Carstens ha dejado el mismo mensaje cuando se reúne con cualquier otra corriente política. No hay que darle muchas vueltas: el discurso del banquero central fue institucional, no electoral ni partidista. Fue el mensaje del propio Banco de México.

El momento, más
político no se puede

Ricardo Monreal presenta su denuncia en la PGR en contra de Carstens, justo horas antes de iniciar el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¿Estrategia de comunicación? Así parece.

Lo cierto: El Banco de México no pudo haber alterado la operación descrita por Monreal.

El instituto central sólo pone la carretera para que se den bien las transferencias entre bancos, ni quita ni pone dinero. Al final del día les dice a los bancos si les faltó o sobró para pagarles a los otros, hasta allí. El SPEI funciona como una cámara de compensación. Banxico no puede alterar ninguna transferencia.

De Bancomer a Scotiabank

¿Cuál fue la operación de supuesto desvío que acusa Monreal?

Es una operación donde el Estado de México recibe sus partidas presupuestales en un banco, Bancomer, y las traslada a su cuenta de Scotiabank para ganar intereses (de los llamados overnight), tal y como debe hacer cualquier tesorería que se respete.

Dice Monreal que en algún momento hubo un desvío porque apareció el nombre de otra persona. Pero el hecho es que el dinero sigue en el Estado de México. Quizá, y dando como buena la sospecha de Monreal, en algún momento hubo una equivocación, que por cierto no pudo ser del banco central.

Banxico, nada menos
vigila el sistema de pagos

La única sospecha cierta fue la petición de Scotiabank al Banco de México de corregir un dato en la transferencia.

Insistimos: el Banco de México jamás movió ni pudo alterar ninguna cuenta, sino sólo corregir lo que le dijo el banco privado.

La otra acusación de
Monreal a Carstens, que no tiene sustento alguno, sin pruebas pero con toque de dramatismo, fue la de lavado de dinero: ¿en qué se basa? Vaya, ni siquiera hubo dinero en efectivo. Y mucho menos manejado por el instituto central.

El Banco de México no va a responder estas acusaciones.

En primer lugar porque ya aclaró con un comunicado que el instituto central no tiene que ver en el monto ni receptores de las transferencias bancarias. Y en segundo término, porque parece parte de un juego político riesgoso donde pones en duda a un organismo del Estado mexicano, que nada menos vela por un buen funcionamiento del sistema de pagos del país.

El reencuentro

No es un grupo de rock ni de ídolos juveniles que se reencuentran.

Se trata de los ex presidentes del Consejo Coordinador Empresarial, quienes en una iniciativa de su actual dirigente, Gerardo Gutiérrez Candiani, van a formar parte del consejo asesor que se reúne mensualmente.

La idea es interesante. Hay experiencia y de cualquier tipo: los que fueron gobernadores, como Bours; los que estuvieron en la gestión de Salinas, como Cárcoba; los que siguen sumamente activos y con voz influyente, como Claudio X. González; los recientes que hicieron bien su trabajo, como Armando Paredes o Mario Sánchez; los que también fueron banqueros, como el actual director de Nafin, Héctor Rangel, o incluso los que están hoy en día en la aviación como el presidente de Aeroméxico, José Luis Barraza, a quien le tocó justo el momento de la elección presidencial de 2006.

De que hay experiencia, sin duda. Por lo pronto, el reencuentro fue interesante para la foto.