José Yuste

Activo empresarial

José Yuste

10 Sep, 2012

Trabajan reestructura presupuestal y activar banca de desarrollo

Las transiciones de gobierno pueden ser catastróficas, como la de Salinas a Zedillo, donde se sufrió el error de diciembre que culminó en la última gran crisis financiera que hemos tenido. Puede ser una transición con sorpresas desagradables, como la de Fox a Calderón, donde al gobierno entrante no se le avisó de la bomba en el precio de la tortilla. O puede ser una transición donde el gobierno saliente (el de Calderón) y el entrante (el de Peña) se hablen.

Gracias al diálogo, el nuevo gobierno está trabajando con el actual en dos partes económicas que son clave: la reestructura del presupuesto para darle un mejor enfoque al gasto social como meta sexenal, así como la reactivación de la banca de desarrollo, que podría tener un apoyo más decidido a la pequeña y mediana empresas.

Gasto para cobertura
universal en salud

Luis Videgaray, coordinador de las Políticas Públicas en el equipo de transición del presidente electo, está trabajando con la Secretaría de Hacienda, a cargo de José Antonio Meade, para reestructurar el presupuesto a favor del gasto social.

El objetivo es claro: eliminar programas asistencialistas, como tanto se pudo comprobar en Procampo, y dar paso a programas de alcance universal.

Allí viene la promesa de campaña del ahora presidente electo, Enrique Peña, donde se busca dar a la población cobertura universal en servicios de salud.

Implica mejorar el Seguro Popular, pero desde luego hacer que se hable del Seguro Social y el ISSSTE junto al Seguro Popular. Y, desde luego, lo urgente: trabajar en calidad del servicio médico.

Activar banca de desarrollo

Sobre la banca de desarrollo el diagnóstico es contundente: debe activarse.

Por ejemplo, pasamos todo el sexenio buscando la fusión entre Nafin y Bancomext, la cual no se logró, pero a la par se les restó misión a los bancos de desarrollo. Ninguno de ellos cumplió el papel que tenía el Bancomext, en apoyos específicos a las empresas exportadoras.

Ni se diga del problema que hubo por falta de capital de riesgo inicial a favor de las pequeñas empresas. Nafin todo el sexenio se fue con el programa de garantías, el cual es positivo para las empresas ya instaladas, pero no fomentó el principal problema de las pymes: su primer año de vida.

No es culpa de los directivos de Nafin, sino de la falta de visión sobre la banca de desarrollo.

La banca de desarrollo debe ir de la mano con la política industrial.

Ni se diga de las empresas medianas, las cuales deberían dar el paso para entrar a Bolsa o ser empresas grandes. Hoy no hay apoyo para ello.

Difícil para Starbucks vs. Nestlé en cafeteras

Se antoja difícil que Starbucks pueda contra la aceptación de las cafeteras Dolce Gusto y Nespresso, pertenecientes a Nestlé.

Las cafeteras de máquina para casas, en México, empiezan a crear un buen mercado. Se trata de cafeteras tradicionales, pero también las que traen las cápsulas.

Y ahora tómelo en cuenta: Starbucks, la franquicia clave del país, al ver el éxito de Dolce Gusto y Nespresso, quiere ir por el mercado de cafeteras con cápsulas.

Se antoja complicado. Las de Nestlé han logrado crear hábitos: variedad en el caso de Dolce Gusto, y gourmet en el de Nespresso.

De hecho, México se encuentra dentro de los diez principales mercados para Nestlé en la categoría de cafés.

Starbucks busca entrar con su cafetera Verisimo. El problema es que para fines de año, las cafeteras Nestlé planean estar mejor posicionadas y así impedir un acceso tan terso al mercado mexicano.

Defienden costo de cafeteras vs. cafeterías

No es para menos. La cultura del buen café empieza a permear en los hábitos diarios de nuestro país.

En los últimos seis años, según la consultora Euromonitor International, el mexicano ha pasado de tomar 68.4 tazas per cápita anuales a 71.3 tazas anuales.

Sin duda los productores mexicanos son mucho mejores: de Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca viene una mejor oferta.

Pero también se está dando un fenómeno clave: las cafeterías y las máquinas de café para las casas.

Por ejemplo, Nestlé introdujo las máquinas Dolce Gusto y para un poder adquisitivo un poco mayor, las Nespresso. De inmediato tuvo aceptación.

El beber café en base a cápsulas es rápido y brinda una buena variedad.

Anteriormente, uno tenía que ir a las cafeterías para tener variedad en los cafés. Estas máquinas permiten dicha variedad, aunque, claro, el costo es mayor.

Hay quien dice que el costo es similar al de una cafetería.

El precio de una taza de Dolce Gusto varía entre seis y 12 pesos por taza, según la cápsula que se compre. El equipo de Nestlé defiende dicho costo: en una cafetería comercial la compra de una taza es mucho mayor, de 25 a 43 pesos. La diferencia es de 76 por ciento.