Jesús Alberto Cano

Colegio Nacional de Economistas

Jesús Alberto Cano

10 Sep, 2012

Promover más PIB requiere de financiamiento

La planta productiva nacional podría elevar su ritmo de producción de bienes y servicios y con ello aumentar el ingreso nacional más allá de dos por ciento anual del Producto Interno Bruto (PIB) en las últimas tres décadas. Pero para ello se requiere un sistema bancario más ágil, con mayor colocación de crédito y más compromiso con las necesidades del país.

La banca comercial mexicana es muy sólida, como lo reporta la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y lo evidencian sus indicadores, que atestiguan un elevado nivel de capital y reservas, muy alta rentabilidad, un bajo índice de morosidad en créditos y una estructura de la cartera de crédito sin riesgo, por estar concentrada casi al 50 por ciento en el sector gobierno, por tanto, garantizada.

Son, en su preponderante mayoría, actividades financieras ofertadas por una banca que es extranjera; de diversos países y bancos de gran prestigio, como son: Banamex, de la estadunidense Citicorp de Nueva York; Bancomer y Santander, empresas ambas españolas; el Scotiabank de Nueva Escocia, Canadá; y el Hong Kong Shanghai Banking Corporation (HSBC), del Reino Unido.

Son fuertes y sanos, pero el único problema es que dan muy poco crédito a las empresas del sector productivo, en comparación con lo que ocurría antes en México y con lo que acontece hoy en los demás países latinoamericanos, como lo reflejan los indicadores de profundización financiera de México, que son inferiores a los de la mayoría de nuestros pares del continente.

Aproximadamente 45 por ciento del activo en su balance es cartera crediticia, con lo cual la banca, prácticamente sin prestar y asumir riesgos, genera alta rentabilidad.

Además, 22 por ciento de su margen financiero proviene de comisiones por actividades no crediticias.

Lo anterior evidencia que la banca comercial mexicana, sin consumir capital, o tomando muy pocos riesgos, es altamente rentable.

México necesita un sistema financiero más activo, apoyador de la actividad empresarial y promotor del desarrollo.

Se estima que los cinco bancos citados podrían incrementar sus activos crediticios en casi 400 mil millones de pesos sin que su índice de capitalización (ICAP) comprometiera la sanidad de su estructura de capital.

Es decir, hay espacio para la toma sana de riesgos, especialmente ante el reducido valor del índice de morosidad.

Por su parte, la Banca de Desarrollo representa aproximadamente 20% del sistema bancario en activos, y la integran entidades bancarias como NAFIN, BANCOMEXT, BANOBRAS, BANSEFI, SHF, FIRA Y FINRURAL, además de los fondos y fideicomisos financieros de fomento. De esos, Nacional Financiera y Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos representan 70 por ciento del activo, aproximadamente 36 mil millones de dólares.

Es un sector ahora sólido, en promedio, con un índice de capitalización (ICAP) de 15 por ciento y un capital neto de 5.4 mil millones de dólares; no obstante que algunas de sus entidades, como la SHF, han sufrido el impacto de la reciente crisis de las Sofoles (sociedades financieras de objeto limitado).

En su gran mayoría, la operación de éstas es sólo de segundo piso, con la excepción de Banobras, lo que ha permitido consolidar los balances y mantener la estructura de costos relativamente baja.

Igual que en el caso de la banca comercial, arriba analizada, se puede afirmar que la banca de desarrollo también tiene una capacidad instalada y los recursos para apoyar la reactivación económica de México.

Sólo se necesita promover medidas y dar la protección de políticas públicas que puede generar el Estado.

*Presidente electo del Colegio Nacional de Economistas,
Federación de Colegios de Economistas, A. C.
@acanovelez