El rompecabezas del análisis coyuntural: Jonathan Heath

El análisis coyuntural es como un rompecabezas; nos van dando piezas con las que debemos armar el retrato de lo que pasó en cierto mes
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El análisis coyuntural es como un rompecabezas; nos van dando piezas con las que debemos armar el retrato de lo que pasó en cierto mes. Foto: Excelsior
El análisis coyuntural es como un rompecabezas; nos van dando piezas con las que debemos armar el retrato de lo que pasó en cierto mes. Foto: Excelsior

 

El análisis de la coyuntura es como un rompecabezas; nos van dando poco a poco piezas con las cuales debemos ir armando el retrato de lo que pasó en un mes dado. Por ejemplo, las primeras señales del comportamiento de la actividad productiva del mes se obtienen mediante la divulgación de los índices de difusión en los primeros días del mes siguiente. Estos son los indicadores IMEF manufacturero y no manufacturero, junto con los del INEGI sobre la confianza del consumidor y productor, el índice agregado de tendencia y el indicador de pedidos manufactureros.

Sin embargo, las cifras de estos índices no son datos duros, sino simplemente la manifestación anticipada de la dirección general de la actividad económica. Los indicadores que provienen de encuestas específicas sobre las actividades productivas empiezan divulgarse con cierto rezago, ya que involucran la recopilación de niveles de producción y servicios de muchas empresas y ya no respuestas cualitativas rápidas que nutren a los índices de difusión.

Entre más rápido se da a conocer un indicador típicamente es menos preciso, por lo que la mayoría de las instituciones que calculan estadísticas económicas enfrentan una disyuntiva entre oportunidad y precisión. En general, Estados Unidos prefiere oportunidad, por lo que publican sus datos con un calendario más reducido que México. Sin embargo, existen revisiones mayores y frecuentes. En cambio, en México existe la preferencia por la precisión, por lo que la divulgación de los indicadores se da con mayor tiempo, pero las revisiones son menores y de menor frecuencia.

Por lo mismo, el primer indicador que se tiene para armar el rompecabezas sobre la actividad económica en México proviene de Estados Unidos. Por ejemplo, la Reserva Federal dio a conocer la producción industrial de julio (0.5%) de su país el 15 de agosto.  Dado que la mayor parte de la demanda por nuestras exportaciones no petroleras emanan de Estados Unidos y están muy correlacionados con su producción manufacturera, este dato nos da una idea muy preliminar (y obviamente incompleta) del comportamiento del mes.

El primer dato que obtenemos directamente sobre la actividad económica mexicana proviene de la balanza comercial.  El INEGI dio a conocer cifras preliminares el 24 de agosto y datos revisados el 10 de septiembre. Una comparación entre las series oportunas y las revisadas nos muestra que las revisiones posteriores que hace el INEGI son realmente menores, por lo que son muy confiables las cifras oportunas para el primer análisis del mes. Los datos de la balanza comercial señalaron que las exportaciones no petroleras de julio aumentaron 2.1% respecto al mes anterior, con mayor empuje por parte de las automotrices (4.8%) que las manufactureras no automotrices (0.9 por ciento). Las exportaciones manufactureras de julio fueron 13.5% mayores al mismo mes del año anterior, por lo que una primera vista de la actividad económica de julio parece ser positiva. También resulta importante observar las importaciones, ya que reflejan el dinamismo de la economía interna. Éstas aumentaron 8.9% por encima del nivel del año anterior.

Dado que la elevada correlación entre nuestras exportaciones no petroleras y la producción manufacturera, el comportamiento del primero sugiere que las actividades secundarias tuvieron buen desempeño en julio. La producción industrial de julio se dio a conocer el 11 de septiembre, con un avance de 0.45% respecto al mes anterior (alrededor de 5.5% anualizado). La tendencia de la producción registró un avance anual de 5.43%, por lo que las cifras confirman un desempeño satisfactorio en las actividades secundarias para el mes, que representan casi 33% de las actividades totales del país.

Hoy, 20 de septiembre, se dieron a conocer los primeros indicadores relacionados con las actividades terciarias: las ventas al por menor y al por mayor (el comercio constituye cerca de 15% del PIB) y el indicador agregado de ingresos por la prestación de servicios privados no financieros (los servicios representan alrededor de 50% del PIB). En principio, los indicadores de comercio no fueron muy alentadores, ya que las ventas al por mayor disminuyeron 0.36% y al por menor 1.42%, respecto al mes anterior. Sin embargo, ambos registran tendencias anuales positivas de 3.21% y 3.89%, respectivamente. En cambio, el indicador agregado de servicios tuvo un avance sólido de 2.75% mensual y marca una tendencia de 8.04% anual.

No obstante, se debe tener sumo cuidado al analizar estas cifras. De entrada, las cuentas nacionales no pueden separar adecuadamente las actividades al por menor de las al por mayor, por lo que el comercio se presenta como un solo sector agregado (43-46 según la clasificación del SCIAN). Incluso, existen actividades comerciales informales que se incorporan indirectamente al PIB, pero que no están reflejadas en estos indicadores. Esto significa que no existe una ponderación específica que podamos utilizar para juntar los dos sectores en un solo, ni sabemos bien cuánto peso representan las informales. Sólo podemos decir que el comercio en su conjunto habría crecido entre 3.2% y 3.9% a tasa anual en julio, pero con la posibilidad de que la cifra real pudiera ubicarse fuera de este rango.

La información que proporciona el indicador agregado de servicios es todavía menos precisa. De entrada, no incluye los servicios públicos ni los financieros, por lo que abarca sólo 9 de los 13 sectores que comprenden los servicios. Pero peor aún, las ponderaciones de los 9 sectores dentro del indicador agregado son muy distintas a las de las cuentas nacionales de donde sale el cálculo del PIB. Esto significa que realmente no tenemos base como para pensar que los servicios en su conjunto pudieran estar creciendo a una tendencia cercana al 8 por ciento.

El último eslabón del rompecabezas mensual es el indicador global de la actividad económica (IGAE), que se dará a conocer el 25 de septiembre para julio. Este indicador, que es un proxy mensual del PIB (se construye con menos información) no solamente abarca el total de la producción de bienes y servicios para el mes, sino también presenta un desglose de las actividades por primarias, secundarias y terciarias.

Con la información con que contamos hasta ahora, ¿qué debemos esperar para el IGAE de julio? La producción industrial avanzó alrededor de 5% anual, el comercio mantiene un ritmo anual cerca de 3.5%, mientras que la mayoría de los servicios sostienen un ritmo cercano al 8%. Falta incorporar el comportamiento de los demás servicios y todas las actividades primarias (que representan alrededor del 4% del total). Con la información parcial que tenemos, parece ser que las actividades secundarias podrán sostener su tendencia observada en los últimos meses, mientras que los servicios podrían mejorar marginalmente. Esto significa que, dependiendo del comportamiento de los sectores que faltan, deberíamos esperar una tasa anual para el IGAE de julio cercano al 4 por ciento.

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