Manuel Somoza

Inversión inteligente

Manuel Somoza

27 Sep, 2012

¿Por qué son importantes las reformas?

Es muy triste ver que la economía mexicana crezca tan poco, sobre todo cuando con largos sacrificios hemos logrado una estabilidad que no veíamos hace 40 años.

Sólo para recordar, a mediados de los sesenta el país crecía a tasas de 6% y la inflación era de 3%; por supuesto, se gozaba de estabilidad cambiaria y las tasas de interés a las que tenían acceso los inversionistas eran de ocho y 9% (no existían los Cetes ni los bonos gubernamentales), los inversores compraban bonos financieros y/o cédulas hipotecarias que se cotizaban tanto a la vista como a la par. Hoy estamos gozando de estabilidad y una etapa de inflación controlada –alrededor de 4%–, solidez cambiaria y tasas de interés que históricamente nunca habíamos visto, las que reflejadas en el rendimiento de los títulos gubernamentales que actualmente son el mayor volumen de ahorro existente en el país, a corto plazo de 4.2% en Cetes y a largo plazo 5.6% en bonos a diez años.

Todo está muy bien; sin embargo, en 2012 el país solamente va a crecer 3.9%, lo cual nos tiene anclados en la mediocridad.

Con crecimientos tan pequeños, México seguirá siendo una fábrica de pobres, ya que si aceptamos que 40% de los mexicanos viven en algún grado de pobreza, este porcentaje no se modificará debido al bajo crecimiento económico; en tanto que en números absolutos, las cifras seguirán creciendo.

La camisa de fuerza que hoy tiene la economía mexicana es que por no haber realizado en los últimos 15 años las reformas estructurales que se requieren –fiscal, energética y laboral, entre otras– el país se ha hecho absolutamente dependiente de la economía de Estados Unidos debido a que nuestras actividades relativas al comercio exterior sí han funcionado muy bien.

Sin reformas estructurales y con nuestro vecino del norte creciendo a tasas de 2%, es prácticamente imposible que México se desarrolle por arriba de cuatro por ciento.

En virtud de lo anterior, es imperioso que la siguiente administración logre los consensos necesarios para echarlas a andar y así poder tener un país mucho mejor que en el que hoy vivimos.

No tengo ningún empacho en comentar, que desde mi muy particular punto de vista, este retraso que estamos viviendo es producto de la obstaculización que la extrema izquierda ha impuesto a la política mexicana en los últimos 15 años y no son únicamente las actitudes del PRD, sino también de la extrema izquierda que compone una parte del PRI.

Es el momento de eliminar los tabúes que usan los radicales, tales como conceptos de nacionalismo mal comprendido que han impedido, por ejemplo, la reforma energética y otros donde se sataniza cualquier tema que impulse al sector privado.

En este mundo global debemos ser mucho más competitivos, lo cual no está peleado con tener una conciencia social que busque el bienestar de la mayoría de los mexicanos.

Quienes se oponen a las reformas estructurales no se dan cuenta que el prototipo que les gustaría imponer, de un estado rector de la economía que resuelva todos los problemas –modelo socialista o comunista, cuyo auge en los setenta– fracasó; y hoy día sin que sea perfecto, el modelo de democracia combinado con una economía de libre mercado con conciencia social parece ser mucho mejor solución.

Los países que hace 20 o 25 años estaban igual de atrasados que nosotros y que cambiaron su mentalidad, ya no están en desarrollo, como por ejemplo Singapur y Corea del Sur.

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