Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

15 Oct, 2012

Pearl Harbor

Ronald Reagan vivió, literalmente, una vida de película.

Actor de medio pelo en el Hollywood de los años 30, descubrió en el camino una vocación política que lo llevó a presidir el Screen Actors Guild (SAG) y a enrolarse primero en el Partido Demócrata y después en el Republicano.

Gobernó California durante dos periodos y participó infructuosamente en las primarias presidenciales de su partido en 1968 y 1976. Su perseverancia fue recompensada en 1980, cuando conquistó la Casa Blanca iniciando una era que no pocos nostálgicos añoran.

Por obvia identidad partidaria, la actual campaña republicana ha encontrado en la figura de Reagan no sólo inspiración, sino una poderosa arma sicológica y propagandística, al recordar que éste frustró la reelección del muy decepcionante demócrata Jimmy Carter para dar paso a un periodo de gloria y prosperidad, sobre todo desde un ideario en el que Estados Unidos es guía, protector y policía del mundo.

Y pertenece precisamente a esta última faceta una de las propuestas más conocidas y criticadas de la administración Reagan: la Strategic Defense Initiative, anunciada por el mandatario en un histórico discurso de marzo de 1983, en el que propuso crear un sistema de intercepción de misiles nucleares enemigos que operaría tanto en tierra como en el espacio. Uno de tantos episodios de la Guerra Fría que, como burla al pasado hollywoodense del mandatario, fue apodado por sus detractores como La Guerra de las Galaxias.

Casi 20 años después, la muy pretendidamente progresista administración de Barack Obama no se ruboriza en resucitar un discurso que, literalmente, suena al siglo pasado, aunque en esta ocasión el enemigo no tiene forma de ojiva soviética, sino de virus informático.

El pasado jueves, el secretario de la Defensa estadunidense, Leon Panetta, dio un discurso en el Intrepid Sea-Air-Space Museum de Nueva York, en el que advirtió de la cada vez mayor vulnerabilidad de su país frente a hackers y ciberactivistas extranjeros que, según su exposición, no sólo tienen entre sus objetivos el sistema financiero y político, sino las redes eléctricas y de transporte.

De acuerdo con la reseña de The New York Times, Panetta se refirió a esta amenaza como una especie de “ciber-Pearl Harbor” y señaló a China, Irán y Rusia entre las naciones que, al igual que extremistas aislados, podrían recurrir a sofisticadas tecnologías para descarrillar trenes de pasajeros cargados con químicos mortales, contaminar los suministros de agua a las urbes importantes o provocar gigantescos apagones.

Llama la atención la detallada descripción del secretario Panetta, quien recordó de la misma forma una ola de ciberataques a instituciones financieras estadunidenses como la agresión en agosto contra la compañía petrolera Saudi Aramco, la cual infectó e inutilizó 30 mil computadoras.

De la misma forma, el ciber-Pearl Harbor relatado por Panetta cobraría forma en un ininterrumpido ataque informático acompañado de una ofensiva física que, en su apocalíptico vaticinio, causaría pérdidas humanas y pondría en shock a un país que, como ocurrió en los atentados del 11-S, se sentiría profundamente vulnerable.

¿Exageración? Lo más seguro es que no, si se toma en cuenta la alta peligrosidad de gusanos espía como Stuxnet, ya documentada por la firma Kaspersky Labs, y que ha causado estragos en miles de computadoras en Irán, uno de los integrantes del moderno Eje del Mal que quita el sueño a Washington y al que apenas acusó el pasado sábado de patrocinar una ola reciente de ataques contra las páginas web de firmas como Bank of America.

Sin embargo, el discurso obedeció al propósito de la administración Obama de impulsar nuevas leyes de seguridad cibernética que han encontrado una férrea oposición encabezada por John McCain, rival del demócrata en la elección presidencial de 2008 y aliado de la Cámara de Comercio estadunidense, cuyos afiliados rechazan el costo que les supondría adoptar nuevos estándares de seguridad en sus plantas generadoras de energía o similares.

En todo caso, quizá una vez que pase la temporada electoral se sabrá con precisión si el grave peligro al que se refirió Panetta se asemeja realmente a la ofensiva japonesa de 1941 o al guión de una mala película de Michael Bay.

                marco.gonsen@gimm.com.mx