Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

22 Oct, 2012

Virajes

En términos de taquilla, la compañía de producciones animadas Pixar va invicta.

Ninguna de sus películas ha recaudado menos de 350 millones de dólares a escala mundial, de acuerdo con el sitio boxofficemojo.com

Todas han recuperado con creces su inversión y además han sido éxito de premios y crítica. Quizá la única excepción en estos últimos rubros sea Cars 2.

La página rottentomatoes.com ubica a esta cinta del año pasado con un muy decepcionante 38% de reseñas positivas, casi la mitad del 74% que logró la primera parte cinco años antes, y muy por debajo del promedio de una firma cuya principal joya, la trilogía Toy Story, concitó el apoyo unánime de los cinéfilos.

Pixar fue el segundo gran orgullo de Steve Jobs, al que logró imbuirle la mística de Apple de pensar primero en la calidad final del producto y la satisfacción del usuario, antes que en las ganancias.

Así, las películas de Pixar se distinguieron desde un principio por su excelsa calidad visual y la originalidad de sus historias. Desde luego, la palabra “originalidad” de entrada está reñida con el concepto “secuela” que formaba parte de la estrategia comercial y artística de Michael Eisner, CEO de Disney en la época en que esta compañía distribuía las cintas de Pixar.

Fueron famosos los jaloneos entre ambas empresas por la segunda parte de Toy Story, realizada por obligación contractual. Al final su éxito, sumado al de otras cintas posteriores, derivó en 2006 en la adquisición de Pixar por parte de Disney, que contó desde entonces entre sus principales socios al propio Jobs, una vez que se retiró Eisner.

Justo ese año se estrenó Cars, que no es una mala película, pero está muy lejos de ser una obra maestra como las que le precedieron y las que le siguieron.

Así la consideró en su momento la crítica especializada. La Academia de Hollywood ni siquiera la tomó en cuenta para el Oscar. Y, sin embargo, fue merecedora de una secuela ya por decisión propia de Pixar, sin ninguna otra presión externa, como en el caso de Toy Story. ¿A qué se debió este extraño viraje?

La respuesta está en el mercado: Cars resultó ser la mayor franquicia cinematográfica productora de juguetes.

Vendió antes de su secuela más de diez mil millones de dólares en carritos de plástico, peluches, loncheras y otras monerías superando a clásicos como La Guerra de las Galaxias y la propia Toy Story, que ya tuvo una tercera parte cuya sola elaboración iba en sentido contrario a la filosofía de Steve Jobs, quien aún vivía cuando esta cinta fue estrenada en 2010. Y ya vienen en camino continuaciones para Monsters Inc. y Buscando a Nemo.

Sirva este antecedente para recordar que Apple, la principal joya de Jobs, también ha sabido dar golpes de timón si de eso depende el éxito económico de sus encomiendas.

Lo fue en la época de su fundador y lo ratificará mañana Tim Cook si, como se prevé, la conferencia que impartirá está consagrada a la presentación del iPad Mini.

Los sitios especializados en tecnología no se han cansado de recordar la férrea oposición de Jobs a las tablets de siete pulgadas, al considerar que sus aplicaciones no ofrecerían una experiencia máxima para el usuario. A partir de ese dato, la lectura es que Apple tomará con el iPad mini un rumbo opuesto al que le fijó su fundador, presionada sobre todo por el éxito obtenido por Amazon y Samsung con sus dispositivos de menor tamaño. 

En algún sentido, no les falta razón. Durante muchos años varios profetas no dejaron de vaticinar la llegada de un iPhone nano, un producto para el sector de gama baja (de poder adquisitivo moderado) al que siempre se opuso Jobs. Sin embargo, éste también sabía ser pragmático y, como lo documenta en diversos pasajes la biografía de Walter Isaacson, tenía olfato para saber cuándo prescindir de un capricho.

Una muestra fue cuando, contrario a su obsesión de controlar todos los procesos, accedió a abrir a desarrolladores externos las aplicaciones para sus dispositivos móviles, dando lugar así a un lucrativo mercado conocido como App Store, punta de lanza de la supremacía de Apple en el mundo de las tablets.

Así que, a la vista de los antecedentes, lo prioritario en el anuncio de este martes será mantener para la manzana el estatus de compañía número uno en el mundo. La innovación y el detalle fino pueden esperar. Después de todo, en la vida, como en los negocios, es de sabios cambiar de opinión.

                marco.gonsen@gimm.com.mx