Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

5 Nov, 2012

Politico

En la era Obama, la página oficial de la Casa Blanca se ha distinguido por publicar fotografías de la vida cotidiana del Presidente en las que igual puede estar corriendo al lado de su perro Bo, que departiendo con los cocineros de la residencia oficial.

La llamada “foto del día” correspondiente al 27 de septiembre muestra al mandatario estadunidense hojeando una revista colocada en un buró de la parte exterior de la Oficina Oval, donde también están acomodados ejemplares de la más influyente prensa, como The New York Times, The Washington Post y Financial Times, entre otros.

Al frente de una de las dos pilas de diarios impresos, llama la atención un cabezal de reciente aparición: The Politico.

En un camino inverso al del resto de periódicos tradicionales, que de la edición en papel se extendieron a internet, Politico constituye quizás el único ejemplo exitoso de un medio que nació en la red para luego extenderse y consolidarse por medio de un impreso de circulación pequeña (apenas unos 35 mil ejemplares), pero con un target muy definido que le ha permitido ser vehículo de recuperación económica y, sobre todo, convertirse en referencia para las altas esferas del poder.

Así, la foto de la Casa Blanca es muestra palpable del grado de influencia que ha llegado a alcanzar, en poco menos de seis años, el portal fundado por dos ex reporteros de The Washington Post, Jim Vandehei y John Harris, cuya historia no suele ser mencionada entre los ejemplos clásicos de start ups exitosas, aun cuando el propio Vandehei, en una entrevista concedida a El País en 2010, define su origen como el de “una banda de garage”.

Politico arrancó en 2007, poco antes de que centenares de diarios en Estados Unidos vieran caer dramáticamente las cifras de sus tirajes y fueran emigrando a la web, víctimas de un modelo de negocios que suele recompensar la gratuidad de los contenidos.

Vandehei y Harris lograron convencer a la poderosa firma Allbritton Communications de financiar un proyecto de sitio de nicho, dedicado exclusivamente a la información política, en la que ésta no tuviera que competir con noticias de otro género por ser la oferta principal: una página integrada por reporteros altamente especializados, conocedores profundos de todos los pasillos del poder en Washington y contagiados del dinamismo que imprime la red, en la que las noticias suelen morir dos horas después de haber sido trending topic.

Paradójicamente, para ser un medio que explota al máximo las nuevas tecnologías, el éxito de Politico no está basado ni en un espectacular diseño ni en el empleo de herramientas sofisticadas, sino en su apego a los valores tradicionales de la profesión.

A diferencia de otros sitios que fungen más como agregadores de información, la materia prima de Politico es el reporteo propio y las exclusivas, contadas en un tono coloquial muy cercano al de la prensa de espectáculos.

Tiene periodistas que todo el tiempo están haciendo preguntas en la Casa Blanca, el Capitolio y los war room de los principales partidos, que de inmediato se convierten en primicias que a su vez retoman las agencias informativas.

No en balde cuentan en su haber con golpes periodísticos, como haber descarrilado la precandidatura presidencial del republicano Herman Caine, al revelar viejas acusaciones de acoso sexual en su contra.

Pero el principal factor que ha dado viabilidad financiera a Politico —al grado de ser uno de los pocos medios que contrata personal mientras otros recortan— es haber casado el sitio web con su versión impresa, The Politico, de circulación gratuita pero que cuenta con una sólida batería de anuncios dirigidos precisamente a la élite del poder.

En una estrategia replicada en las pasadas convenciones demócrata y republicana, Politico se asoció con medios locales de Tampa y Charlotte para la cobertura, en ambos casos compartiendo el cabezal del diario impreso.

Los competidores y detractores de Politico suelen llamarlo “el ESPN de la política”, un apodo que Vandehei y Harris citan más bien con orgullo. Además cuestionan que buena parte de su éxito se debe a la presidencia de Barack Obama, de la cual suelen ser particularmente críticos.

De ser así, si mañana se reelige el mandatario, se les podrán augurar cuatro años más de éxitos. Si no, ya se verá que tan sólido es su modelo.

marco.gonsen@nuevoexcelsior.com.mx