David Páramo

Análisis superior

David Páramo

10 Dic, 2012

Decepciona a ilusos

Había quienes creían que la presentación del paquete económico por parte del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, implicaría aumento de impuestos o un cambio radical en lo que se ha venido haciendo durante los últimos años.

Vamos, no faltan los ingenuos que están aferrados a que el Presidente no puede cumplir sus promesas de campaña teniendo un déficit cero, a no ser que se creen o aumenten impuestos o que se dé una combinación de ambos.

De entrada, es importante destacar que el equipo de transición estuvo trabajando mano a mano con los representantes del gobierno pasado en la elaboración del presupuesto.

La sólida y buena amistad que hay entre Videgaray y el ex secretario (ahora titular de Relaciones Exteriores) José Antonio Meade permitió que el avance de los temas se diera con una gran rapidez.

Sería una imprudencia, aun cuando el presupuesto se presentó prácticamente una semana antes de la fecha límite, comenzar a plantear cambios en la política fiscal. Se corre el riesgo de meter problemas donde no los hay por cuestiones políticas y generar una crisis que, hasta cierto punto, sería totalmente artificial.

Adicionalmente, los cambios de fondo deberán venir de la mezcla entre las reformas energética y hacendaria, a las cuales apuesta gran parte de la oferta de Peña Nieto. De hecho, los primeros pasos de la reorientación en el gasto quedan claros cuando se ve que disminuye un poco el presupuesto en seguridad y aumenta el de gasto social.

Cadenas

Para el equipo del presidente
Enrique Peña Nieto, a través de su secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, licitar las concesiones de televisión abierta es, en cierto sentido, una innovación con respecto a lo que habían venido trabajando los comisionados de Cofetel.

Básicamente se discutía un proyecto de empaquetar absolutamente todo para crear una o dos cadenas nacionales.

Hoy no vale la pena detenerse a establecer que es una figura que no está contemplada en la ley y que hacerlo así implicaría tener que hacer cambios legales de fondo. Hoy las concesiones de radio y televisión se entregan individualmente y por su propiedad o interés económico se afilian en grupos.

La segunda posibilidad era un esquema en el cual pudieran venderse desde una estación local hasta un paquete de ellas. Este modelo ha funcionado en algunas otras latitudes, pero enfrenta algunas deficiencias, como es que no evita que entren a “sabotear” el proyecto.

Mucho más allá, el problema que rápidamente encontraron los posibles interesados es que uno o varios grupos podrían entrar a quedarse sólo con estaciones clave en cuanto a densidad de población o mercado publicitario e impedir a los nuevos entrantes un esquema de negocios adecuado.

Ahora se trabaja en un modelo un tanto diferente. Ciertamente si no se quiere cambiar la ley, lo que implicaría graves problemas, se está analizando la posibilidad de crear dos paquetes de concesiones, los cuales garantizarían a los ganadores de las licitaciones la posibilidad de tener estaciones locales suficientes y diversificadas por el país que les permitieran tener lo que algunos conocen como una cadena de televisión.

La construcción de este nuevo modelo garantiza, entre otras cosas, que los nuevos concesionarios podrán establecer planes de negocios de cobertura nacional.

Con esto se garantiza, de entrada, que el gobierno maximice los ingresos que recibe por otorgar una concesión del Estado y, por el otro, que se generen dos entrantes de presencia nacional que, sin duda, generarán una mayor competencia en beneficio de los consumidores de medios de comunicación.

Si bien es cierto que aún falta algo de camino por recorrer antes de que se dé la licitación, que algunos esperan a principios del segundo trimestre del año, lo cierto es que en la oficina del subsecretario José Ignacio Peralta ya se trabaja en este esquema, que permite una mayor competencia.

Interno

Una de las grandes apuestas para el crecimiento del país tiene que comenzar por el fortalecimiento del mercado interno, mediante la integración de cadenas de producción que funcionen de una mejor manera.

El porcentaje nacional de lo que se exporta supera ligeramente la tercera parte, lo que marca el tamaño de la oportunidad de negocios.

En este sentido, parecería que una de las muestras que dará el gobierno de Enrique Peña Nieto será buscar la manera en que las pequeñas y medianas empresas logren un crecimiento mucho más sólido comenzando por una clara política industrial que permita saber hacia dónde quiere ir el país y que, desgraciadamente, se perdió hace más de tres sexenios.

El anuncio de que se creará el Instituto Nacional del Emprendedor establece el primer paso en esta línea clara; sin embargo, habrá que esperar para ver si no se trata de un acto que busca popularidad o una estrategia de mayor aliento.

Terrorismo

Quienes tienen muchos años trabajando en la Bolsa Mexicana de Valores no recuerdan una época más oscura y en la que hayan tenido que enfrentar mayores problemas de operación.

La forma en la que Luis Téllez ha tratado de mantener el control de los empleados, a pesar de los muchos errores que se han cometido, es considerada por algunos como una suerte de persecución en la cual existe sospecha sobre todos los procesos y, para colmo, han entrado en una dinámica en la que unos buscan culpar a los otros.

En este espacio hemos señalado que muy difícilmente Téllez sea contratado para otro periodo como presidente y director de la BMV, puesto que los consejeros que lo impulsaron se han dado cuenta de que fue una mala decisión, la cual se creyó que serviría para llevar al mercado mexicano a un siguiente nivel en cuanto a su desarrollo.

Desgraciadamente, diría alguno de ellos, sí lo llevó a otro nivel. Uno inferior al que se encontraba cuando Guillermo Prieto Treviño era presidente de este gremio.