Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

4 Mar, 2013

Marissa Mayer

Es de sobra conocida la obsesión que tuvo Steve Jobs por la perfección de sus productos. Menos famosas fueron sus ideas acerca de la convivencia de trabajadores en un mismo espacio físico como fuente de inspiración.

En un pasaje de la biografía oficial de Jobs, referente a la historia de Pixar, Walter Isaacson narra cómo el fundador de Apple se opuso en el año 2000 a que las nuevas instalaciones de la productora cinematográfica –en Emeryville, California– fueran iguales a las de cualquier estudio de Hollywood, y por tanto propuso construir el edificio en torno a un atrio central, “diseñado para propiciar los encuentros fortuitos”.

Isaacson cita al propio Jobs en su defensa de los encuentros cara a cara dentro de la oficina: “En esta era interconectada existe la tentación de creer que las ideas pueden desarrollarse a través del correo electrónico y el chat. Eso es una locura. La creatividad surge en las reuniones espontáneas, en las discusiones aleatorias”.

Creyente casi al punto del dogma, Jobs ordenó que hubiera sólo dos cuartos de baño en el edificio de Pixar, uno para cada sexo y ubicados en los extremos, con el fin de forzar a todo el personal a recorrer el atrio con el fin de encontrarse todo el tiempo. La queja de una mujer embarazada, quien consideró que no deberían obligarla a caminar diez minutos para llegar al baño, abrió un debate interno que derivó finalmente en que hubiera dos sanitarios para cada sexo en ambos lados del atrio.

La anónima empleada cuyo reclamo revirtió la orden de Jobs no aspiró a una fama como la de Marissa Mayer, la alta ejecutiva que con seis meses de embarazo emigró de Google en julio de 2012 para hacerse cargo de Yahoo!, corporación pionera del internet que el pasado viernes cumplió 18 años de su fundación.

Cual metáfora sobre los deberes y responsabilidades al alcanzar la mayoría de edad, Mayer instruyó a volver a la oficina a los empleados de Yahoo! que gozaban del beneficio de trabajar desde su casa, medida que aplicará a partir de junio.

La orden, contenida en un oficio girado por la directora de recursos humanos, Jackie Reses, destaca las ventajas de trabajar físicamente juntos: “Algunas de las mejores decisiones e ideas provienen de las discusiones de pasillo y cafetería, de conocer gente nueva y de reuniones improvisadas. Rapidez y calidad se sacrifican cuando se trabaja desde casa”.   

Esta decisión provocó una tormenta mediática tras ser filtrada a la experimentada periodista Kara Swisher, quien publicó el memorándum en su sitio allthingsd.com el 22 de febrero. Una nota de The New York Times sugiere, con base en testimonios anónimos, que la medida anticipa una mayor vigilancia sobre empleados que abusaron de la política de flexibilidad, creando incluso empresas propias mientras recibían de Yahoo! su salario puntual.

En otro extremo, la polémica se centró en la aparente contradicción de que una firma tecnológica, dotada de instrumentos para facilitar el trabajo a distancia, tuviera que obligar a su personal a laborar codo con codo. Así lo expuso en su blog Richard Branson, fundador de Virgin Group, quien aseguró que la base del éxito es el arte de delegar —esto es, confiar en que el empleado podrá desempeñarse con probidad y eficacia, ya sea desde su escritorio o desde la cocina— y remató: “La vida laboral ya no es de nueve a cinco”.

Nueve a cinco es, por cierto, el nombre de una organización defensora de los derechos laborales de las mujeres estadunidenses, próxima a cumplir 40 años, y el de una famosa canción de Dolly Parton, convertida en himno ochentero de oficinistas. Ni una ni otra parecen ser la inspiración de Marissa Mayer, a quien también se le reprochó en su momento haber regresado a trabajar tan sólo diez días después de haber dado a luz.

Los críticos de la hoy controvertida CEO, quien en más de una ocasión declaró su admiración por Jobs, olvidan el memorándum que ella misma giró en agosto de 2012 como parte de su programa PB&J (Process, Bureaucracy and Jams) para invitar a sus empleados a compartir sus ideas sobre cómo facilitar las tareas sin perder productividad.

Una iniciativa que, en palabras de Mayer, haría de la compañía el mejor lugar para trabajar, demostrando la vigencia de los antiguos buzones de sugerencias. Y, en un futuro cercano, de los encuentros fortuitos en la oficina.

marco.gonsen@gimm.com.mx