Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

22 Abr, 2013

Caramelos

Son de sobra conocidas las graves consecuencias a la salud que puede acarrear la adicción a las golosinas. Hay, sin embargo, una variante de la que se sabe poco, salvo que va en constante ascenso.

Se trata de Candy Crush Saga, un juego tipo rompecabezas que existe en Facebook desde hace ya un año y que ha crecido exponencialmente a partir de noviembre pasado, cuando fue lanzada su versión para plataformas móviles. Dos meses después se convirtió en el entretenimiento más popular de la red social, con más de diez millones de usuarios activos diarios, y lleva varias semanas como el título más lucrativo en la App Store estadunidense.

¿Y a qué se debe tanto furor? La mecánica del juego es simple, y la descripción se le hará conocida a muchos: de entre un conjunto variado de diversos tipos de caramelos, el jugador debe armar filas de tres o más iguales, en líneas verticales y horizontales, que se disuelven o se transforman en nuevos tipos de dulces, consiguiendo puntos que le permitirán completar etapas progresivamente.

Actualmente cuenta con nueve episodios y 275 niveles, y uno de sus atractivos es que es posible saber en qué estatus de la carrera se encuentra uno y dónde están los amigos que comparten el mismo vicio en Facebook.

La aplicación es gratuita, pero a medida que se avanza y se vuelve más complejo, genera la necesidad (créame, ya lo he vivido) de conseguir más vidas para continuar jugando o de comprar elementos para completar niveles y episodios. Para obtenerlos se les pueden pedir virtualmente a los contactos de la red social... o comprarlos con dinero real, al más puro estilo Farmville.

Candy Crush Saga no es más que una variante de un juego creado originalmente en 1994 para computadoras con el antiquísimo Disk Operating System (DOS) de IBM y marcas compatibles. Es obra de un diseñador originario de Rusia llamado
Eugene Alemzhin, que lo tituló simplemente Pelotas (la traducción de la grafía rusa a caracteres occidentales sería algo así como Shariki).

Puede decirse que este divertimento es secuela de la principal aportación de la extinta URSS en materia lúdico-digital: el Tetris, programado en 1984 por el ingeniero Alekséi Pázhitnov, y que también se basaba en giros y movimientos sencillos de figuras geométricas elementales, lo más que se podía diseñar con las dinosáuricas interfases de aquella época.

Alemzhin no tuvo la suerte de que su creación fuera tan popular a escala mundial como la de Pázhitnov, quien a partir de 1996 fundó The Tetris Company, con la que obtuvo los derechos de autor que en un principio le pertenecieron al gobierno soviético.

La primera réplica globalmente conocida del Shariki es Panel de Pon, diseñada para la consola Super NES de Nintendo en 1995, y que fue lanzada originalmente en Estados Unidos con el nombre de Tetris Attack, sin tener ninguna relación con la creación de Pázhitnov, lo que provocó en su momento que Henk Rogers —cofundador de The Tetris Company— se hubiera arrepentido de autorizar ese nombre a la compañía japonesa.

La versión posterior más conocida, sin embargo, es
Bejeweled, desarrollado en 2001 por la compañía PopCap, que originalmente llamó Diamond Mine y que cambió de nombre a sugerencia de Microsoft para evitar confusiones con un juego de título similar. En esta ocasión, las figuras geométricas se convirtieron en diamantes, esmeraldas, rubíes y otras gemas que fueron reclutando adictos primero en las PC, luego en las redes sociales y posteriormente en consolas y dispositivos móviles.

Ahora es la compañía King y sus fundadores Ricardo Zacconi, Sebastian Knutsson, Lars Markgren, Toby Rowland, Thomas Hartwig y Patrik Stymne quienes sacan bastante jugo dulce a la ocurrencia de Alemzhin, a la que añadieron otros desafíos que han tenido el mérito de enganchar a millones de personas, que se ven tentadas a adquirir vidas o movimientos extras por la aparentemente módica cantidad de 13 pesos. Ahora que si se es de veras fanático y no se le amarga el bolsillo, cuenta con una tienda virtual de aditamentos especiales que pueden costar desde 219 hasta 519 pesos.

De acuerdo con la página web de King, el primer portafolio de juegos que lanzó llevaba el nombre de Midasplayer.com. Ni mandado hacer el nombre para una confitería que realmente descubrió la gallina de los huevos de oro.

marco.gonsen@gimm.com.mx

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