Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

6 May, 2013

Injustice

Por primera vez en la historia, dos superhéroes de metal se verán las caras y el choque promete ser espectacular... al menos en la taquilla.

Man of Steel, nuevo intento de crear una saga cinematográfica de Superman, ícono de DC Comics, debutará el 14 de junio en las pantallas de Estados Unidos con el reto de superar a la tercera entrega de Iron Man, buque insignia de Marvel, que antes de estrenarse en la Unión Americana el pasado viernes ya había recaudado en varios países —incluido México— 300 millones de dólares, 100 millones más de lo que costó producirla.

En términos de empatía con el público de hoy, el millonario Tony Stark muestra una evidente ventaja sobre el tímido reportero Clark Kent: no oculta su identidad detrás de la máscara de hierro, despliega un humor ácido gracias a su cinismo y arrogancia y se desenvuelve en un entorno realista donde lidia con congresistas hostiles y terroristas de vocación histriónica.

En contraste, pese a ser mucho más famoso y emblemático, el personaje creado en 1938 por Jerry Siegel y Joe Shuster tiene mucho más dificultad para contemporizar con el mundo actual: sus extraordinarios poderes —derivados de su origen extraterrestre— le restan versatilidad dramática y lo vuelven aburrido. Por ello, los intentos por hacerlo atractivo para las nuevas generaciones han explotado más bien sus devaneos sentimentales (como las series televisivas Lois y Clark y Smallville) o su conversión a periodista digital independiente.

En Man of Steel funge como productor Christopher Nolan, director de The Dark Knight y por ello se esperaría —como ocurrió con Batman— que se imprima un sello más oscuro al migrante de Krypton... aunque quizá no tanto como en un videojuego de reciente aparición.

Se trata de Injustice: Gods Among Us, lanzado en abril por Warner Bros. para consolas e iOS y cuya narrativa –adelantada en una serie de historietas publicada semanas antes– nada tiene que ver con el ñoño Salón de la Justicia de la setentera caricatura Superfriends de Hanna-Barbera.

El video introductorio al juego comienza con la deprimente imagen de un derruido Daily Planet como símbolo de una Metrópolis arrasada por una explosión atómica, con millones de muertos. En la segunda escena, el Hombre de Acero irrumpe violentamente en el interrogatorio de Batman a El Guasón, autor del atentado.

Con su habitual tono socarrón, El Guasón se burla de Superman y lo provoca con frases hirientes sobre la muerte de Lois Lane y su hijo (ocurrida ese mismo día en circunstancias que después se revelan), lo que desata la furia del héroe, quien aniquila al villano y se alza como el líder del planeta para imponer un nuevo orden global... aunque no de manera sabia y pacífica, sino cruel y despótica.

Para tranquilidad de los fans, los hechos referidos ocurren en un universo alterno, que interactúa con el mundo real en el que el resto de superhéroes de DC —Batman, Linterna Verde, Aquaman, Flash y la Mujer Maravilla— combaten o se alían con sus archirrivales de toda la vida. Una excusa ideal para que el jugador pueda enfrentar a buenos contra malos y a los buenos entre sí, aunque en ese apocalíptico escenario sea difícil distinguir quiénes son los “buenos”. Con inexplicables vueltas de tuerca, la trama de Injustice suena, aun así, mucho más atractiva que cualquier cosa que vaya a ser Man of Steel.

La dinámica de las peleas y el tono sombrío son cortesía de NetherRealm Studios, desarrolladora dirigida por el veterano programador Ed Boon, coautor en 1992 de Mortal Kombat, un arcade innovador en ese año por su animación fotorrealista y los fatalities (trucos para acabar con el rival de la manera más cruel posible).

Este título —respuesta de la hoy extinta firma Midway al Street Fighter II de Capcom— horrorizó a más de un padre de familia con sus imágenes de cuerpos desmembrados que motivaron al senador demócrata Joe Lieberman a proponer una ley federal que regulara los videojuegos (producto de aquella polémica surgió en 1994 el Electronic Software Ratings Board, órgano de la propia industria que desde entonces clasifica a los juegos según su contenido de sexo y violencia).

Ya en 2008, Mortal Kombat y el universo de DC habían sido unidos en un crossover en el que Superman hacía gala de “brutalidad heroica”. El que muy pocos lo recuerden sólo puede ser considerado como un acto de justicia poética.

marco.gonsen@gimm.com.mx