Repercusiones económicas de la violencia en México: Paradigmas

El aumento exponencial de la violencia no se debe únicamente a la estrategia de ataque frontal al narcotráfico, sino también a factores exógenos
Economía -
Mucho se ha hablado de las ganancias por narcotráfico, la riqueza de los principales capos, y el gasto en seguridad- Foto: Cuartoscuro
Mucho se ha hablado de las ganancias por narcotráfico, la riqueza de los principales capos, y el gasto en seguridad- Foto: Cuartoscuro

En nuestro país desde hace décadas han existido problemas de tráfico y producción de drogas. Sin embargo, a raíz de las políticas para terminar con el narcotráfico implementadas por el expresidente Felipe Calderón y a factores exógenos que modificaron la estructura del mercado del narcotráfico, se inició una ola de violencia que, para 2012, ha dejado múltiples muertes en el país. Este contexto de violencia en México ha tenido efectos negativos en la sociedad, en la política y en la economía. Mucho se ha hablado de las ganancias por narcotráfico, la riqueza de los principales capos, y el gasto en seguridad; pero no siempre se aborda la cuestión del costo económico que tiene para nuestro país la violencia generada por el narcotráfico.

El aumento exponencial de la violencia no se debe únicamente a la estrategia de ataque frontal al narcotráfico, sino también a factores exógenos que han agravado esta situación. En 2007 en Colombia empezaron a aplicarse de manera exitosa medidas antidrogas, por lo que México y Centroamérica se convirtieron en mercados propicios para seguir desarrollando la producción y tráfico de estupefacientes.  Asimismo, el incremento del flujo de comercio con Estados Unidos, la mayor disponibilidad de armas y la división de los cárteles en múltiples organizaciones por rompimientos entre ellos, generó un ambiente propicio para la violencia.

Esta situación -sumada a la crisis del 2009- ha repercutido severamente en el desempeño de la economía. Si bien es complicado aislar y arrojar cifras certeras del impacto económico derivado de la violencia, se pueden hacer aproximaciones que denoten el efecto que se tiene en la actividad económica. Un primer acercamiento lo realizó Ríos (2008), quien señala que debido a la industria ilegal de drogas, se pierden anualmente 4,300 millones de dólares. La autora argumenta que hay impactos negativos y positivos de esta industria. Por un lado, estima que hay 468,000 empleos vinculados a ella, así como flujos en efectivo e inversiones por 2,500 millones de dólares. No obstante, el incremento de violencia y corrupción que trae consigo, se calcula que tiene un costo de 1,070 millones de dólares. Si se suman las pérdidas por inversión (1,300 millones de dólares), por abuso de drogas (680 millones de dólares) y por costos adicionales (1,500 millones de dólares se llega al monto de 3,480 millones de dólares.

Otra forma en que es posible aproximar los efectos de la violencia es por medio de modelos económicos que incluyan esta variable en su solución. Villa, Restrepo y Moscoso (2012) aplican para Colombia un modelo de crecimiento tipo Solow-Swan en donde se tiene en cuenta las consecuencias del conflicto armado y del crimen organizado en el ingreso de una economía. En él tratan de hacer una estructura analítica para la exploración cuantitativa de la violencia. Muestran que un aumento en el gasto en seguridad puede llegar a aumentar el capital tanto humano, como físico, así como el ingreso y consumo en unidades de eficiencia en el largo plazo. Sin embargo, encuentran que hay una correlación negativa entre el PIB y el conflicto armado y el crimen organizado. Este tipo de modelos tienen la capacidad de ser aplicados para distintas economías y medir cuantitativamente los efectos estudiados.

En un estudio más reciente Robles, Calderón y Magaloni (2013) proponen al consumo de electricidad como un indicador que aproxime al de la actividad económica municipal. A partir de este indicador encuentran que en aquellos municipios que observaron incrementos dramáticos de violencia entre 2006 y 2010 redujeron en forma considerable su consumo de energía durante los años posteriores a los conflictos. Exponen que ante la guerra entre cárteles por el control de ciertas rutas de tráfico y plazas  ocurrió un incremento sustancial de violencia y de delitos de tipo patrimonial, además de extorsión y secuestros. Al aumentar la competencia, los grupos delictivos no compiten vía precios sino que lo hacen vía armas y enfrentamiento, hiriendo con ello a la actividad económica.

Si bien la violencia ha sido un factor de peso para explicar el bajo desempeño económico, no siempre es la única razón (un ejemplo de ello es el bajo nivel de Inversión Extranjera Directa en México). Sin embargo, es necesario que se instrumente una estrategia que reduzca los altos niveles de homicidios, corrupción, tráfico y consumo de drogas en el país, ya que traen consigo aumentos en la informalidad, fugas de capitales, relocalización de fábricas y empresas (como el caso de Saba y Danone en Michoacán), disminución en la calidad de vida, entre otros múltiples efectos.

Rios, V. (2008). Evaluating the economic impact of drug traffic in Mexico.Unpublished working paper. Department of Government, Harvard University.

Robles, G., Calderón, G., & Magaloni, B. The Economic Consequences of Drug Trafficking Violence in Mexico. Stanford University.

Villa, E., Moscoso, M., & Restrepo, J. A. (2011). Crecimiento, Con‡ icto Armado y Crimen Organizado: Evidencia para Colombia (No. 010010). UNIVERSIDAD JAVERIANA-BOGOTÁ.

 

*gl

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