Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

4 Oct, 2013

El emprendedor y su retiro

Hay un viejo chiste que dice: ¿Cómo se distingue a un hombre que lleva un año de casado, a uno que lleva 15 años de casado y a otro que lleva 50 años de casado?

El primero se levanta voltea a ver a su mujer y le dice: ¿Cómo te levantaste, vieja?

El segundo se levanta y ve a su mujer y le dice: ¡Cómo te levantaste vieja!

El tercero se levanta y dice ¿Cómo? ¿Te levantaste vieja?

Lo mismo me pasó al leer el último estudio de la Amafore ¿Cómo vivimos en el retiro los mexicanos?... Sentí que los signos de interrogación estaban mal puestos y deberían ser ¿Cómo? ¿Vivimos en el retiro los mexicanos?

Un estudio si bien muy abrumador del panorama económico de la vejez en México, que tiene el enorme beneficio de que por primera vez estamos poniendo el dedo en una de las llagas más profundas que tiene el país.

El poder tener la realidad en números nos permite no sólo entenderla mejor, sino también (ojalá) empezar a actuar para resolverla.

La verdad es que los resultados no son alentadores. El estudio encuentra que 41 por ciento de los adultos mayores siguen trabajando por necesidad, 43 por ciento no tiene ningún tipo de jubilación ni pertenece a ningún programa asistencial y 28 por ciento depende económicamente de sus hijos (el tradicional “seguro para el retiro” que pone en juego no sólo el bienestar de los padres sino también el futuro de esos hijos que los mantienen).

Los años dorados en México son más bien oxidados.

Y es justo por esto que muchos de los mexicanos emprendemos y abrimos negocios propios con la esperanza y visión de que estos negocios sean rentables y nos permitan tener un ingreso (o un ingreso adicional) durante nuestro retiro; ya sea mediante las rentas que nos dejen o vendiendo el negocio en esos años.

El tener un negocio propio permite romper el círculo de dependencia con los hijos y complementar o sustituir las pensiones, así como pensar en dejar las herramientas de una mejor vida para la pareja y los hijos.

Aún así el tener un negocio propio no es suficiente para asegurar un retiro confortable. Primero, por la razón más lógica: qué pasa si el negocio no es exitoso y no llega a “durar” más allá de nuestros años productivos (pesimista, pero real) la segunda es que, muchas veces, incluso el mejor negocio no va a ser suficiente para solventar todos nuestros gastos del retiro. Sobre todo si pensamos retirarnos del trabajo cotidiano y vamos a necesitar a alguien más que maneje la operación del negocio.

Es por eso que hay dos aspectos que ningún emprendedor debe olvidar. Por más fe y confianza que tenga en su negocio.

1) Aun con los años de vacas flacas de ingresos que generalmente están ligados al inicio de una vida como emprendedor (léase, al principio hay que estirar el dinero que se lleva a la casa al máximo) es FUNDAMENTAL seguir pensando en el retiro. Seguir haciendo aportaciones a los planes de retiro existentes. Ya sea aportaciones voluntarias a las afores (además de las que legalmente se harán como parte de la nómina) o a algún otro plan personal de retiro. Entre más aportes mejor vas a vivir en el retiro. Punto.

2) Preparar el proceso de sucesión del negocio. Incluso cuando se es joven. Uno no tiene la vida comprada (por más horrible que esto suene) por lo que a cualquier edad se tiene que tener los papeles, los procesos y las bases del negocio en orden y compartidas con alguien más para que en caso de necesidad otra persona pueda tomar las riendas del negocio con la mayor fluidez posible.

Como  hubiera dicho Keynes… En el largo plazo, todos estamos retirados.

 

                adinachel@gmail.com
                @AdinaChel

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