Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

18 Oct, 2013

¿Hacia dónde voltear ahora?

En efecto. El S&P 500 alcanzó ayer un nuevo máximo histórico en 1,733.45 en su operación intradía, cerrando ligeramente debajo de este nivel (en 1,733.15). El alza es atribuible a la solución alcanzada en los problemas políticos que vimos durante los pasados días y, por eso mismo, creo que no fue un movimiento espectacular aunque no deja de ser importante.

Quizá una explicación de lo anterior es que la negociación en sí misma fue un tanto anticlimática, ya que el movimiento del mercado de los días previos sugería que el hecho que un acuerdo estaba por alcanzarse, como lo describí en la Consejería de ayer. Lo de ayer creo que también era predecible y por eso el entusiasmo moderado que vimos en el mercado estadunidense.

Además, hay que considerar lo que el arreglo alcanzado supone. Por una parte dado que no resuelve más que temporalmente los problemas fiscales del gobierno estadunidense, es de esperarse que unos meses más se pueda tener un episodio semejante al que hemos visto lo que de una u otra forma afecta al sentimiento de confianza de los inversionistas por la incertidumbre que trae consigo.

Lo anterior sin dejar de ver los eventuales daños reales que se puedan causar a la economía, que en principio parece no ser considerables pero no inexistentes, sobre todo si son repetitivos. Creo que también habrá que observar la reacción de la opinión pública local e internacional en relación con el prestigio que los políticos norteamericanos, que me temo que han actuado mostrando que lo que le ocurra a otros, poco les importa. El pleito por los intereses que defienden afecta o puede afectar seriamente a sus electores, pero también a entidades del resto del mundo.

El efecto que tal pérdida de prestigio se verá en realidad desde la óptica de los electores estadunidenses a la hora de votar, dentro de unos meses cuando haya elecciones intermedias en su país. Lo que piense el resto del mundo lo podremos ver  en la forma que se evalúen los resultados de la economía, las empresas y en el comportamiento del tipo de cambio. Como sabemos, el dólar de principios de julio a la fecha se ha depreciado 7% contra el euro y contra el yen casi 6% desde mediados de mayo, aunque valga decir que el tipo de cambio entre estas dos divisas (el yen y el dólar) tiene más volatilidad que lo que pasa entre el del euro y el dólar, por las políticas de apoyos fiscal y monetario del Japón y lo que la Fed vaya a hacer con lo suyo, en Estados Unidos. 

El acuerdo alcanzado entre demócratas y republicanos trae de nuevo a un plano principal de observación a la Fed y a la decisión que ese banco central tome respecto de sus apoyos monetarios. Supongo que por el momento no habrá disminución de sus compras de bonos (los 85 mmdd mensuales) por razones como la falta de información que permita evaluar los impactos del cierre parcial del gobierno estadunidense en las pasadas  dos semanas y por tanto sería riesgoso decidir sin datos. Otro motivo es que la Fed está en un periodo de transición en el mando de la institución y cuando esto ocurre —en cualquier lado— las amarras que mantienen estable al aparato de poder que es un banco central —y más la Fed— tienden a aflojarse y el riesgo de cometer un error es mayor que en situaciones estables.

De tal modo, si el dólar tendiese a depreciarse y la Fed contiene por un tiempo más su decisión de recortar sus inyecciones de liquidez a la economía podría pensarse en la posibilidad de una reducción adicional de la tasa de referencia en México, toda vez que la inflación local no parece ser una preocupación importante, ante la mala condición que presenta la actividad económica. La combinación mencionada abre una “ventana” para este tipo de movimiento, antes que alguna condición inesperada —o esperada— de la economía global, se interponga en momentos cuando la economía local necesita de cualquier impulso que se le pueda dar. Suerte.

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