¿Crees en el Karma? Una startup te dice cómo ganarle

Karmashop es una plataforma que permite a emprendedores y entidades relacionadas con las buenas causas a contar con una página que funcione como crowdfunding
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De acuerdo con las leyes del Karma, cada una de las reencarnaciones de una persona queda condicionada por sus actos; así que si te has portado mal últimamente, considera que ahora el Karma puede ayudar a mucho más que rectificar los errores de vidas pasadas: esta vez se implanta en la web para solucionar tus futuros problemas (y ayudar a los sueños de otros). 

Y una startup tiene la solución.

Karmashop es una plataforma que permite a emprendedores o entidades relacionadas con el gobierno, iglesias o buenas causas, contar con una página que funcione como crowdfunding; es decir, un lugar en donde ellas puedas hospedar su proyecto o sueño y darlo a conocer para que la gente les done o pichee dinero para pagar insumos o viáticos necesarios y así llevar a buen fin su emprendimiento.

“Karmashop nació de nuestra propia necesidad”, cuenta Melissa Cantú, una de las fundadoras de Karmashop, en entrevista para Dinero en ImagenY es que después de verse en la necesidad de juntar dinero en dos semanas para un proyecto, Melissa y su hermana Andrea, cofundadora de Karmashop, encontraron en la frase vamos a estar cuando más lo necesites  la clave para emprender su startup: poner a prueba a todos los que alguna vez la dijeron para que les picharan desde un café de 8 dólares, hasta millas de vuelo, de 99 dólares.

“Juntamos 11,000 dólares en dos semanas y el 40% del dinero que reunimos fue de personas que no conocemos; de esa forma nos dimos cuenta de que el concepto tenía buen potencial. Sacamos Karmashop y a la gente le encantó la idea, empezaron a apoyar y compartir el link”, cuenta Melissa.

Hasta el momento Karmashop ha lanzado 13 campañas y recibido donaciones de más de 113 países.

La primera campaña que lanzaron fue la de Hostspot, un equipo que necesitaba ir a San Francisco a la final del Angel Hack. Juntaron el dinero, fueron y ganaron el primer lugar de la competencia internacional, después de su éxito, los aceptó la aceleradora MANOS en Silicon Valley y por ahora viven allá. “Fue posible gracias a que juntaron el dinero a través de Karmashop”, asegura Melissa.

“Otra campaña que tuvo impacto en un tiempo súper corto (en cuatro días sobrepasó su meta con donaciones en línea y físicas), fue la de Tiana, una mujer diagnosticada con cáncer de hueso quien necesitaba una operación”, cuenta Melissa.

La campaña llegó a diversos países, le enviaron videos y mensajes de ánimo y como Tiana practica crossfit, toda la comunidad crossfitera a nivel internacional, incluso atletas conocidos, donaron y apoyaron la causa. 

Sin embargo, después de una serie de campañas exitosas, debido a las recientes tormentas tropicales, Karmashop lanzó la campaña de Por México. Fue entonces como los creadores de esta plataforma se dieron cuenta de la posibilidad de ofrecer una herramienta para recaudar fondos para ONGs, gobiernos, iglesias, compañías y causas personales; por lo que tomaron la decisión de dar un giro y cambiar por completo su modelo de negocio  y así pasar de ser una plataforma de crowdfunding a un SaaS (Software as a Service) en la nube para la administración de recolección de fondos, con el objetivo de proveer una campaña que las organizaciones puedan administrar y de la cual puedan obtener mediciones acerca de las personas que les donan.

“Esto lo decidimos porque es un modelo escalable más rápido y porque así le permitimos a todas estas organizaciones contar con la herramienta pero en sus propias páginas y con su imagen. Ahora son muchas plataformas ‘hosted by Karmashop’. Les ofrecemos el SaaS que pueden rentar mensualmente o por año y ellos se encargan de lo demás”.

Melissa y los cofundadores de la plataforma describen a Karmashop como: “A cloud-based FUNdraising management tool”; es decir, una herramienta que permite a esas entidades o personas contar con una página que al final de cuentas funciona como crowdfunding.

“Creemos que nuestra generación, mejor conocida como Millennials (gente nacida entre 1979 y 2000) se deja llevar por el deseo de hacer del mundo un mejor lugar”. Afirmó Melissa.

“Ahora cada quien va a poder administrar sus campañas y tenerlas en su propio website. Por ahora probamos con el modelo de ‘rentar’ el servicio durante el tiempo que ellos consideren necesario y dependiendo de cuánto dinero necesiten juntar. Nosotros sólo validamos que sean causas reales y les ‘rentamos la herramienta’, pues muchos de ellos sobreviven de donaciones con páginas no efectivas o alojadas en sitios de crowdfunding que no se adaptan a sus necesidades”.

De acuerdo con estadísticas proporcionadas por Karmashop, a pesar de que la vía online es la de más rápido crecimiento para las ONGs y aumenta alrededor del 20% cada año, el 74% de los sitios web de las organizaciones no lucrativas no son eficientes.

Un punto interesante para Karmashop es que utiliza la gamification para motivar a los donadores, con lo que le dan seguimiento a cada campaña, gracias a eso Karmashop obtiene un 40% de visitantes recurrentes, ya que la gente realmente regresa a ver cómo van las campañas que apoyaron, pues que se sienten parte de ellas.

El Reto Global de Intel

Recientemente Karmashop ganó el primer lugar en Computing for Social Innovation, del Intel Global Challenge, en donde tuvieron la oportunidad de recibir mentoría, algunos cursos en Stanford, clases y visitas a Dropbo y a Eventbrite, más un Demo Day durante último día del reto.

Gracias a esta competencia, Karmashop pudo recibir 10,000 dólares que, como asegura Melissa, serán utilizados para terminar de desarrollar el software de la plataforma, ya que ahora continúa como prototipo. El objetivo es que cuanto antes el modelo comience a ser escalable y se utilice en diferentes partes del mundo.

Para ganar el Computing for Social Innovation, el equipo necesitaba crear un negocio escalable que aprovechara la nube con resultados financieros positivos; asimismo, crear un impacto significativo en la sociedad y en sectores que incluyan a la agricultura, la educación, la energía, los servicios financieros, el medio ambiente o la salud, entre otros.

“Le entramos al Desafío Intel porque vimos una oportunidad;  la gente estaba pidiendo el producto, fue algo muy orgánico, ya en San Francisco les pareció súper interesante la idea  de Karmashop… todo se juntó para aprovechar aquella oportunidad y ofrecer una nueva plataforma que ya había sido validada por los mismos usuarios”

Lo que sigue para Karmashop, expandirse hacia otros países: “ahora que estuvimos allí hubo mucha gente interesada en que se pudiera utilizar Karmashop en India, China y Brasil, por ejemplo; entonces lo que sigue es utilizar ese dinero para sobrevivir y quizá contratar a algunos practicantes para continuar con el proyecto”. Indicó Melissa.

*livm

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