Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

25 Nov, 2013

Autorretratos

Reproducir la imagen de uno mismo puede ser un rutinario ejercicio de vanidad o una obra de arte.

En la pintura clásica sobran ejemplos de autores cuyos autorretratos reflejan rostros solemnes o cuidadosamente posados para representar personalidades excéntricas o atormentadas. Son famosos los casos de Van Gogh y Durero. Velázquez, más formal, se proyecta pincel en mano frente al lienzo y caballete en su obra monumental Las Meninas. Pero si alguien se caracterizó por ensayar todo tipo de gestos fue Rembrandt.

Una colección de grabados donde el artista holandés se representa en toda su versatilidad y buen humor se exhibe en el Rijksmuseum de Amsterdam. Ahí destaca uno de 1630, en el que porta una boina y hace un ademán entre sorprendido y asustado, con ojos y boca abiertos. Toda esa serie y este ejemplo merecen ser considerados como el antecesor del selfie.

Nombrada el pasado martes como “la palabra del año” por los editores de los diccionarios Oxford, selfie designa —según esta misma fuente– una fotografía que una persona toma de sí misma por medio de un teléfono inteligente o una cámara web, para ser difundida en redes sociales.

El criterio para conferirle ese título, según la directora de esa prestigiada editorial, Judy Pearsall, fue que su programa de investigación del lenguaje detectó este año un aumento de 17 mil por ciento en el uso de ese neologismo, cuya invención —en 2002— se atribuye a una charla en línea en un sitio australiano, en la que uno de los cibernautas relata cómo se hirió el labio inferior a causa de un tropezón, provocado a su vez por haberse embriagado durante la fiesta de cumpleaños de un amigo.

Desde luego, la inmensa mayoría de personas con celular dotado de cámara nos hemos tomado una selfie, aunque nunca se nos hubiera ocurrido que tal cosa pudiera tener un nombre. Se trata de una tendencia cultural surgida de la fusión de dos tecnologías, la de la telefonía móvil y la de la fotografía digital, que comenzaron a integrarse en la última década del siglo XX. Curiosamente, primero se diseñaron las cámaras con telefonía incorporada, siendo pioneras en la materia las firmas japonesas Canon y Olympia.

Pero la moda de compartir imágenes se le atribuye a Philippe Kahn, un matemático francés y músico de jazz, quien emigró a Estados Unidos. Sin trabajo ni tarjeta de residencia contribuyó en 1983 a fundar Borland, empresa tecnológica que buscó sin éxito competir contra Microsoft. Sin embargo, el 11 de junio de 1997 logró su pase al salón de la fama de la tecnología al ser el primero en enviar de manera inalámbrica una foto de su hija recién nacida. Logró técnicamente esa hazaña durante las 18 horas que duraron los trabajos de parto de su esposa.

Durante ese lapso —según contó en varias entrevistas periodísticas— se le ocurrió la forma de transmitir una imagen desde su cámara Casio a su laptop, usando la red celular de un Motorola Star Tac, para enviarla sin mediar cables a los correos electrónicos de sus amigos. Aquellas excepcionales circunstancias no eran como para ir a RadioShack, así que se quedó a trabajar con lo que tenía a la mano para conseguir el código. La transmisión de la imagen funcionó a la primera.

Después de intentar infructuosamente trabajar su idea con Motorola, Kahn diseñó dos años después el sistema
PictureMail, que incorporó la firma japonesa Sharp a su modelo J-SH04, considerado el primero de los celulares
equipados con cámara y lanzado en noviembre de 2000
(Samsung alega que ese título le corresponde a su modelo SCH-V200, que sacó a la venta en Corea del Sur en enero de ese mismo año).

Resulta discutible el criterio de Oxford para acelerar la incorporación de la palabra selfie a su diccionario, basada en su reciente viralidad (que se atribuye a una imagen de ese tipo que se tomó el papa Francisco con un grupo de jóvenes peregrinos que lo visitaron el pasado 29 de agosto). El sitio Know Your Meme cuenta que ya en 2006 se había popularizado en internet la frase duck face para designar a un género de autorretratos en el que las personas posan parando la trompa, como se diría coloquialmente, y que se volvieron populares en MySpace, la alicaída red social que recién acaba de cumplir una década de vida.

En todo caso, si la palabra selfie no pasa de ser más que una moda pasajera, los editores del diccionario Oxford tendrán al menos la excusa para hacerse patos.

                marco.gonsen@gimm.com.mx

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