Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

3 Dic, 2013

Y ahora resulta que tenemos mucho tema sobre “burbujas”

Las primeras noticias que se tienen respecto a las ventas del fin de semana pasado parecen no ser del todo buenas y cabe la posibilidad que las de ayer, en el Cyber Monday, mejoren los datos, pero habrá que ver. En parte por ello, el mercado en Estados Unidos registró una baja “visible” dentro de la racha alcista de los últimos días, que no fue más que la continuación del comportamiento de todo el año.

Lo anterior coincide con lo que supusimos podía ocurrir, así que por lo menos a mí no me sorprende y hasta creo que puede ser una buena oportunidad para recomponer las posiciones que cada quién tenga. No me extrañaría ver al S&P 500 en los 1,780 puntos y hasta en 1,750. Sobre todo cuando esta misma semana tendremos datos como el de la segunda revisión del PIB y el viernes próximo, la información sobre el empleo, que sabemos es el único dato “tangible” que la Fed ha usado como referencia para sus eventuales decisiones de reducción de estímulos monetarios.

El tema de la Fed, aunque presente en la mente de todos, ha cedido algo de espacio, mismo que ha sido ocupado por los comentarios acerca de la posibilidad de estar en una “burbuja” de precios en el mercado accionario o en el inicio de la formación de un fenómeno como éste. Hay opiniones que culpan al exceso de liquidez —e indirectamente a la Fed— y otras que simplemente dicen que con el nivel actual de crecimiento económico no hay justificación para el alza que hemos visto en los mercados desarrollados en este año.

Lo cierto es que con frecuencia ocurre que después de un periodo de alza, como el que se ha tenido en este año (y con una mirada más amplia, desde octubre de 2011 e incluso, desde marzo de 2009), aparecen este tipo de comentarios provenientes de todo tipo de fuentes, y quizás en este caso, pues existen motivos para que ocurra por causas efectivamente ligadas a las posibles reacciones que los mercados puedan tener cuando la Fed decida empezar a retirar sus estímulos monetarios y, desde luego, al nivel de crecimiento que se pueda tener en Estados Unidos, sabiendo que hay una situación fiscal delicada.

Pero lo anterior no es, por el momento, más que una especulación lejana, desde mi punto de vista. Es cierto, yo mismo he venido hablando de una baja, pero no de la existencia de una “burbuja” especulativa y de que ésta vaya a “reventar”. Admito que soy un operador de corto plazo y mis estimaciones del comportamiento del mercado y las acciones se limitan a ese espacio temporal, dos o tres meses, como lo he escrito en este espacio. Y por ello me parecería poco serio de mi parte decir que “un día, la burbuja que se está formando o en la que estamos va a reventar”. Y dejar a la imaginación de la gente —proclive a creer en los desastres posibles— lo que pueda ocurrir.

Además, las famosas “burbujas” no sólo tienen elementos económicos que las definen. También cuentan los anímicos, que me parece aún no hacen su aparición. Me refiero a que no veo aún, al menos no de manera generalizada, la presencia de un optimismo desbordante, menos aún, entusiasmo que rebase los límites razonables, ni ese afán por no dejar de participar en el alza —que hace que la aversión al riesgo se reduzca a grados mínimos— para no sentirse “marginado” y sí sentirse un “ganador” que está “en lo de hoy”.

Eso es estar a un paso de la euforia, que es cuando hay que tener miedo. Creo que aún no estamos ahí. Cuando lo perciba le digo, amigo lector, y le ruego que si usted se siente así o ve a otros en esos estados, lo tome en cuenta y me lo diga.

En el mercado mexicano el IPC inició la baja esperada. Ayer escribí que el IPC podía regresar hasta los 42,200 y, de hecho, llegó ayer mismo. Sí, soy operador de corto plazo, pero no tan corto. Pido disculpas, pero en realidad estaba pensando en los 41,200, que es más razonable dada el alza previa y tampoco es un desastre. Veremos. Suerte.

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