Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

9 Dic, 2013

Ratones

Dos célebres íconos con el nombre mouse refrendaron este año su vigencia construida a lo largo de lustros. El primero, emblema de la casa Disney, cumplió en noviembre 85 años de aparecer en un corto animado, como marinero controlando el timón de un barco de vapor, símbolo clásico de la antigua Revolución Industrial. Del debut del segundo, ícono de la contemporánea revolución cibernética, se conmemora hoy el 45 aniversario.

Del 9 al 11 diciembre de 1968 se realizó la Fall Joint Computer Conference en el Centro de Convenciones de San Francisco, California; un cartel anunció el platillo estelar del primer día: la exposición del inventor Douglas C. Engelbart como cabeza de un equipo de 17 ingenieros del Stanford Research Institute (SRI), para presentar un programa de desarrollo computacional patrocinado por la NASA y una agencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos, en el que se demostraría cómo un uso más interactivo de las computadoras contribuiría a incrementar las capacidades intelectuales del ser humano.

Con el apoyo de un circuito cerrado de televisión, cerca de mil especialistas atestiguaron en hora y media cómo Engelbart inauguró el proyecto, conocido por las siglas NLS —que no eran en estricto sentido las iniciales, sino el peculiar acrónimo de “oN-Line System”—, en el que se había enfocado durante seis años para lograr que varias estaciones de trabajo se conectaran en una pequeña red que compartiera y editara archivos simultáneamente. Este ensayo constituye el lejano precursor de los sitios web elaborados por medio de la colaboración entre usuarios, e identificados con el prefijo “wiki”.

Pero lo más asombroso de la presentación apareció desde los primeros minutos, cuando Engelbart —ataviado con micrófono y auricular— comenzó a arrastrar con su mano derecha una pequeña cajita con tres botones, colocada a la derecha de su teclado y que en su interior contenía una esfera rodante dotada de sensores. Por medio de éstos se sincronizaba el movimiento de la mano con el de un pequeño punto negro que se veía en el monitor y que podía ser colocado y en cualquier lugar de la pantalla.

Sin mayor preámbulo, Engelbart estrenó así el mouse, un artefacto cuyo primer prototipo creó en Stanford en 1963 junto con el ingeniero Bill English. Para su diseño, ambos se inspiraron en el
trackball, un aparato inventado en 1946 por el alemán
Ralph Benjamin para el sistema de radares de la Marina británica (como involuntario homenaje al origen militar de este periférico, Atari diseñó un control con bola giratoria para ser utilizado en juegos bélicos como el ochentero Missile Command).

Este antecedente no fue casual. Engelbart —nacido en Oregon tres años antes que Mickey Mouse— también portó el traje de marino en la década de los 40, reclutado por Estados Unidos para fungir en Filipinas como técnico de radares, instrumentos de rastreo que ejercieron una fascinación sobre él, siendo joven, y despertaron su vocación por la tecnología, como él mismo recuerda en una larga entrevista de semblanza publicada por Stanford.

Y en otra conversación recuperada en el libro Wired Style: Principles of English Usage in the Digital Age, Engelbart recuerda que un integrante de su equipo de investigación comenzó a llamarle “ratón” a aquel novedoso dispositivo mientras estaba aún en desarrollo, debido a que tenía en la parte trasera el cable con el que debía conectarse con la computadora. Aunque poco tiempo después se corrigió el diseño para que el cable emergiera por delante, ya todos en SRI se habían acostumbrado a llamarlo como si fuera un roedor real.

Engelbart, quien murió a los 88 años el pasado 2 de julio, atestiguó cómo sus innovaciones trascendieron el ámbito de la tecnología militar, en el que habían surgido, para servir al ciudadano común. No deja de ser paradójico, entonces, que aquella mítica conferencia del 9 de diciembre de 1968 haya sido bautizada como “la madre de todas las demostraciones” por el periodista Steven Levy, parafraseando la cita más célebre del sanguinario dictador iraquí, Saddam Hussein.

Y en plena era de las pantallas táctiles, cuando pareciera que este entrañable auxiliar va de salida, el ingeniero Ben Krasnow —de la firma de videojuegos Valve— acaba de publicar en su canal de YouTube un prototipo de mouse, creado por él, que se puede controlar con la boca. Una innovación útil, siempre y cuando no sea del tipo de ratones que se comen la lengua.                                              

marco.gonsen@gimm.com.mx

 

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