Para subir o bajar del cielo, se necesita…

En la parte final de la Consejería del lunes pasado traté de describir aquello que he llamado varias veces la “zona de consolidación” del alza que el IPC mexicano está desarrollando después de haber cubierto el objetivo inicial de 42,500 puntos que me atreví a mencionar cuando el indicador andaba por los 40,000 “y pico” de puntos.

Ayer, el IPC tuvo un alza quizá no muy importante (0.47%) pero sí interesante para el desarrollo del patrón que está “trabajando”, pues fue a “probar” la línea superior que contiene al movimiento en cuanto a las alzas se refiere y en donde efectivamente se detuvo, validándole.

Tal vez a usted, amigo lector, le pueda sonar un tanto inmaterial lo que describo o los términos en que lo hago, pero créame que lo que escribo aquí sí tiene sentido. Refleja lo que miles de personas están haciendo en el mercado, del que suelo decir muestra lo que la gente hace y no lo que la gente dice, que no siempre es lo mismo.

Además, si se analiza el movimiento intradía del IPC (durante la operación diaria sigo al mercado con una gráfica en donde se plasman los movimientos minuto a minuto) con sus alzas y bajas, el movimiento es definitivamente de alza y de hecho es el mismo que se inició el miércoles de la semana pasada, en la parte más baja del patrón que menciono.

Como siempre, hay alguien que pregunta: ¿Y si no pasa? Pues sí, sé que un patrón de comportamiento, cualquiera que sea, en análisis técnico o en lo que usted prefiera, puede no cumplirse y resultar en cualquier otra cosa. Entonces yo me habré equivocado en la interpretación, lloraré —o algo así— un rato, revisaré lo que está ocurriendo con el comportamiento técnico de las acciones que integran mis posiciones y decidiré lo que tenga que hacer. Y lo haré.

Y a otra cosa. Creo que a todos nos queda claro que uno no puede pasarse demasiado tiempo dando vueltas y lamentando los errores que comete, sino buscando la forma de corregirlos; ya habrá tiempo para el análisis de lo ocurrido, para comentarlo con otros y revisar las circunstancias del momento.

Lamentablemente con frecuencia ocurre que los errores cometidos en la operación son motivo de parálisis, alguien dice que es “parálisis por análisis” y es posible que así sea. Pero creo que se debe a que un error causa inseguridad y eso impide que el siguiente paso se dé en la dirección correcta y con la firmeza necesaria.

Y sí, pero pienso que lo anterior es una de las cosas que más agradezco al mercado: me ha enseñado que soy un hombre falible. Y no es cuestión de teorizar. Me refiero a que con frecuencia uno dice o escucha la idea de: ¡Claro que me puedo equivocar, ya lo sé!, pero me temo que de tanto decirlo la frase se convierte en un lugar común.

Sí, uno se equivoca, pero ¿Se es capaz de admitirlo y cómo se reacciona ante ello?  Sobre todo cuando de hecho uno pierde dinero y la realidad le dice que así es. Además, quizá uno tuvo la oportunidad de hacer algo distinto; hasta lo pensó o peor aún, alguien le dijo que no hiciera lo que hizo y ahora hasta se lo recuerda. Lo cierto es que uno no sólo ha perdido dinero en la operación fallida. Quizá se pierde “una poca de gracia y otra cosita”, como dice La Bamba. El asunto es que hay que admitirlo y si no se puede, pues tiene usted un problema.

El mercado todos los días nos dice que nos equivocamos. A veces mucho, a veces poco. A veces muchísimo. Y uno se siente…, le dejo a usted el calificativo. Pero lo importante es no dejarse amedrentar por los errores y tratar de corregirlos a la brevedad posible, de la manera más inteligente posible.

Esto último es importante: este es un asunto en el que la inteligencia juega un papel importante, si bien las emociones siempre le rodean y juegan su propio rol, sin duda importante también. Es cuestión de balance; es parte de lo que hace encantador y emocionante al mercado. De otra manera no tendría interés, al menos no para mí. ¿Y para usted? Suerte.