Ángel Verdugo

Economía sin lágrimas

Ángel Verdugo

7 Ene, 2014

¿Repetiremos el error de siempre, pensar que las ilusiones son la realidad? Todo así lo deja ver

Todo indica que no aprendemos, o que la realidad que hemos enfrentado es muy mala profesora. Desde tiempo inmemorial hemos cometido, cada principio de año, el mismo error; caemos en un triunfalismo ramplón carente de todo sustento el cual, en vez de festinarlo y darlo por real cuando es sólo una ilusión, debería preocuparnos y ocuparnos por los efectos negativos que tiene en la gobernación.

No contentos con esto, todavía le agregamos a aquél un optimismo que confunde —de manera interesada las más de las veces—,  las ilusiones con la realidad.

Desde hace algunos años, nuestros gobernantes en los tres órdenes de gobierno han adoptado una conducta la cual, lejos de ayudar a entender los problemas que enfrentamos y sus causas, y menos a desarrollar y aplicar las soluciones correspondientes, busca pintar un panorama idílico que todos sabemos no se va a concretar.

Sin embargo, por encima de la realidad que nos ha demostrado hasta la saciedad lo inútil y contraproducente de esta conducta y pretensión ofensiva por lo que de engaño contiene, aquéllos insisten en hacer lo mismo año con año.

Lo anterior, en modo alguno significa que esté en contra de una visión optimista del futuro; por el contrario, en lo que se refiere al futuro de los mexicanos y del país en su conjunto, tengo la más optimista de las visiones pero, para que se concrete, ésta debe ser resultado de otra conducta no de la que aquí y ahora vemos. 

Lo que me parece criticable, no es “el optimismo” del discurso oficial sino la subjetividad que exhibe; su alejamiento y desprecio por la objetividad, y la falta de respeto de la realidad que nos dice que las cosas son de otra manera.

Hoy, contrario a lo que muchos pretenden, ese optimismo sin sustento es el mayor de los peligros, la mayor amenaza que se cierne sobre nuestro país y el crecimiento. El número que está circulando de la revista inglesa The Economist, incluye un excelente artículo acerca de ese tema. De tener interés en él, aquí lo puede leer: http://www.economist.com/news/leaders/21592613-good-news-about-global-gr...

De dicho artículo tomo dos párrafos los cuales, desde mi punto de vista, son aplicables a lo que hoy vemos en México; por ello, pienso, le generarán el interés de leerlo.

“Yet amid the new-year cheer, it is worth remembering that almost every year since the financial crisis, upbeat expectations have been disappointed. The biggest danger this time round is the optimism itself”. (En traducción libre, diría así: “Entre todo el griterío por el nuevo año, vale la pena recordar que casi todos los años desde la crisis financiera, las expectativas optimistas han sido refutadas. El peligro más grande esta vez, es el optimismo mismo”).

“A more subtle, but still pernicious, risk is complacency. Politicians are always keener to take credit for growth than to tackle tough reforms”. (Otra vez, en traducción libre, podría leerse así: “Un riesgo más sutil pero aún dañino, es la complacencia. Los políticos están siempre más dispuestos a arrogarse la responsabilidad del crecimiento que a concertar reformas difíciles”).

¿Verdad que sí vale la pena leer “Why optimism may be bad news”?

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