Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

13 Ene, 2014

A tomar riesgo, se ha dicho

A mediados de noviembre el IPC mexicano llegó a un soporte apenas arriba de los 39 mil puntos, que había detenido su caída a finales de agosto y antes de eso, en julio de 2013. Sin duda las cercanías de los 39  mil  puntos es una referencia importante para cambios de dirección del índice de la Bolsa de México.

A partir de ahí inició un alza que en tres días le llevó a los 41 mil 300 puntos donde naturalmente desarrolló una consolidación “tradicional” que duró una semana. Entonces me empeñé en decir que el siguiente movimiento llevaría al indicador a los 42 mil 500 puntos, lo que ocurrió unos días después, el 29 de noviembre; quizá usted recuerde esas afirmaciones mías, amigo lector.

Según dicen las consejerías de esos días, tomé la postura de vender algo de lo que tenía —y lo hice— con la idea de aprovechar tan violenta subida y esperar que este movimiento fuese “corregido” por una segunda consolidación, que normalmente suelen durar algo más que la primera. Fue cuando empecé a pensar que en el siguiente movimiento el mercado mexicano podía ir a buscar los 44 mil puntos que entonces, dije eran mi buen deseo para el cierre de 2013, que tan mal nos trató.

El IPC empezó a bajar como esperado, llegando en sus cierres casi de forma exacta al primer retroceso de Fibonacci —técnica que uso con frecuencia para la estimación del alcance de un movimiento, cuando uno calcula que otro ha terminado; esto pienso lo he mencionado en el pasado—, es decir a 38% del movimiento previo,  y el 18 de diciembre inició su intento de dejar atrás los 42 mil 500, arrancando desde los 41 mil 409 puntos. Y lo hizo, pero llegó “sólo” hasta los 43 mil 086 dejando mis buenos deseos, en eso.

A partir de ese nivel inició una baja que en siete días alcanzó los 41 mil 220, (el nivel que sirvió de resistencia para el alza de principios de noviembre y que se convirtió en soporte, como debe de ser); esto ocurrió el jueves pasado y el viernes el IPC cerró en 42 mil 458, prácticamente en la misma zona que lo detuvo a finales de noviembre y que a mediados de diciembre no logró dejar atrás del todo.

¿Lo conseguirá en este intento? No lo sé. Pero sí sé que en dos días recorrió 1 mil 300 puntos, es decir casi dos tercios del movimiento previo (el tercer retroceso de Fibonacci), topó con una resistencia válida y arriba tiene dos cercanas, en los 42 mil 700 y luego en los 43mil. Así que aunque no dudo que llegue a los 44 mil, creo que se tomará algo más de tiempo de lo que pensé. Lo razonable es que el mercado consolidara el alza de los días recientes, quizá con algún otro avance antes de iniciarla, ya que los indicadores complementarios no se encuentran congestionados ni en zonas que hablen de una baja inminente.

En las semanas recientes y observando al S&P 500, varias veces me dije que podía ser deseable una baja de los mercados “para comprar a gusto”. Con el indicador del mercado estadunidense no ha ocurrido tal cosa de manera apreciable, pero en el mercado mexicano la baja del IPC durante los primeros días de operación de enero, tal vez sea la oportunidad que estuve esperando y la posible consolidación del alza de los pasados jueves y viernes, sea una extensión de aquella.

Y sí, pienso que el mercado mexicano tiene más elementos para subir que para bajar en los siguientes —próximos— meses, como lo escribí en las primeras dos consejerías de este 2014 (los 6 y 7 de enero pasados), considerando los riesgos que mencioné en el escenario que propuse en esas columnas y que habrá que vigilar de cerca.

A los 44 mil puntos los veo como un primer escalón en el camino hacia la región de los 46 mil/46 mil 500. Usted, como yo, sabe que las cosas en los mercados —y en todo lo demás— no funcionan en línea recta y con frecuencia se alejan bastante de lo que uno supone. De ahí la presencia del riesgo, que las cosas sean diferentes a lo esperado. En eso consiste mi trabajo: asumir el riesgo, valorarlo, actuar en consecuencia y esperar por los resultados, de cualquier especie. Suerte.

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