Opinión del experto

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24 Feb, 2014

Turning Japanese

Por Édgar Amador

 

Una rolita ochentera, un one hit wonder de The Vapors tenía un estribillo que decía “Turning Japanese, I think I’m turning Japanese, I really think so”. En esos años la economía japonesa crecía como una locomotora, envuelta en una burbuja inmobiliaria especulativa que inflaba las acciones de los keiretsus japoneses, dotándolos de cofres de liquidez con las cuales comenzaron a comprar activos insignia de Estados Unidos, como el Rockefeller Center. Uno de los sentidos de esa canción en aquellos años era entonces la fobia irracional de que cuadra a cuadra los japoneses comprarían a los Estados Unidos.

¡Cómo han pasado los años! Esa rolita de The Vapors escuchada hoy tiene una acepción muy distinta. Todos conocemos la historia: la burbuja especulativa japonesa, que se extendió de 1986 a 1991, terminó en un desastre increíble, con el Nikkei sucumbiendo más de 70%, con los precios inmobiliarios desplomándose, con la economía entrando en una profunda depresión con deflación y hundiendo a Japón en un estancamiento secular que ya va para 23 años, en donde no ha habido crecimiento económico ni desarrollo, y durante el cual no se han recuperado los precios de los activos.

Estados Unidos y Europa, y otras regiones del mundo, vivieron en el periodo 2001-2008 algo muy similar a lo que sufrió Japón durante su burbuja especulativa: un exceso de crédito que acabó canalizándose al sector inmobiliario, inflando los precios y la hoja de balances de los bancos, llevando el precio del suelo y los inmuebles a niveles absurdamente elevados. La burbuja especulativa en Estados Unidos y Europa tronó de manera muy similar a la de Japón, con un desplome dramático de precios de los activos inmobiliarios, quiebra masiva de bancos y el desfonde de los índices accionarios.

Pero la gran pregunta, que es a no dudarlo pertinente, es la siguiente: ¿El paralelismo entre la burbuja japonesa y la de Estados Unidos y Europa se detienen en su formación y en su estallido? ¿O el paralelismo se extenderá a su secuencia? Es decir ¿Es probable que a Estados Unidos y a Europa les esperen una o más décadas de estancamiento económico y deflación, como aún le ocurre a Japón?

La pregunta no sólo es pertinente, sino relevante. Si la respuesta es positiva, las implicaciones para México serían extremadamente complicadas, pues de poco nos servirá tener un marco macroeconómico balanceado si nuestro principal motor económico, Estados Unidos, siguen las fases que siguió en las últimas dos décadas la economía de Japón tras reventarse su burbuja especulativa.

Si a Estados Unidos y a Europa les esperan décadas de estancamiento a la japonesa, sobra decir que los desafíos económicos de México serán complicados y que requerirán mucha imaginación por el lado de la política fiscal y la monetaria en los próximos años. De materializarse ese riesgo, México deberá echar mano de expedientes inusitados en materia de banca central y de política fiscal para tratar de despegarse de un escenario de estancamiento secular.

¿Qué tan probable es que eso ocurra? ¿Qué tan probable es que las economías de Estados Unidos y Europa, que casi calcaron la experiencia japonesa durante la fase de formación y reviente de sus respectivas burbujas especulativas, caminen la ruta espinosa que Japón ha descendido en los últimos 23 años?

Es muy difícil saberlo, pero dadas las condiciones singulares de la política monetaria global, y la persistencia de debilidades en varios sectores de la economía de esas regiones, la probabilidad de tal escenario no es cero.

Cierto, la economía de Estados Unidos es más diversa; su población, a diferencia de la japonesa, crece; el territorio es mucho más vasto, y los mercados allí son mucho más abiertos y competitivos que en Japón, lo que constituye factores atenuantes para que dicho riesgo se materialice.

Pero miren las cifras recientes en el sector inmobiliario en Estados Unidos; miren los últimos dos datos mensuales de empleo; miren las cifras de ventas minoristas. Y no nada más eso: ¿han visto los precios de las empresas minoristas en México (salvo las de la Cómer, la cual está por venderse y por eso su valor sube), en donde los datos muestran una preocupante debilidad en el consumo?

Cierto, hay muchas cifras que apuntan a la recuperación, sobre todo en el sector industrial, pero recordemos que también en Japón el sector industrial ha sido dinámico, pero los sectores de consumo e inmobiliario son los que han seguido deprimidos.

Es muy importante que veamos hacia adelante con mucha perspectiva, siempre mirando a los posibles riesgos y estemos listos con armas adecuadas para cada uno de los escenarios. Creo que el riesgo de convertirnos en japoneses, como decía la rolita ochentera, es baja, pero como se decía hace muchos años en el habla popular: no vaya siendo.

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