China privilegia el crecimiento sustentable

Para soportar las mil millones de personas que se espera que vivan en ciudades para el 2030, China es el único país que construye comunidades enteras a la vez. Y la nación está usando este desarrollo para experimentar rápidamente con nuevas tecnologías, políticas y sistemas financieros.

 

China está innovando a nivel ciudad, diseñando decenas de ciudades a la vez como pruebas piloto para cada tecnología limpia viable. Cada uno de estos programas piloto que explora la urbanización sustentable es un modelo potencial que China pudiera ampliar para volverse verde.

 

Los alcaldes locales a cargo de esas ciudades piloto tienen flexibilidad para implementar sus propios enfoques, pero carecen de soluciones. Eso significa que están deseosos de innovación social y tecnológica, y tienen ganas de asociarse con organizaciones y gobiernos del exterior. 

 

Por ejemplo, el gobierno de Singapur, junto con compañías singapurenses, está trabajando con Tianjín para probar conceptos de eco-ciudades en energía limpia y planeación urbana. Y una coalición de compañías alemanas y del gobierno de ese país está trabajando con Changzhou para ofrecer capacitación vocacional.

 

Ministerios de todo el gobierno siempre están revisando políticas nuevas a implementar. La reforma gradual y constante es la norma, así que llevar buenas ideas a China tiene el potencial de crear un cambio significativo de largo plazo.

 

 

En las ciudades, los secretarios del partido y los alcaldes son los tomadores de decisiones clave, y ejercen un control tipo CEO. Las industrias pesadas de China, similarmente, pertenecen al Estado, con muy pocos jugadores y tomadores de decisiones importantes. Esto significa que lanzar cambios sistémicos económicamente viables en estas industrias es más directo en China que en otros países.

 

En la práctica, implementar sistemas nuevos es problemático y depende de cultivar una fuerza laboral calificada, pero el primer paso (hacer que ruede el balón con pocos influyentes cruciales) es simple. 

 

Una forma de influir sobre los líderes gubernamentales es a través del sistema de capacitación gubernamental de China, que reparte capacitación anual obligatoria entre autoridades de ciudades, estados y del gobierno central. Como socia en formación de currículo en desarrollo sustentable, mi organización, la Colaboración Conjunta Estados Unidos - China sobre Energía Limpia (JUCCCE, por su sigla en inglés) ha capacitado a cerca de 600 líderes en academias del Departamento de Organización Central.

 

Aunque la estructura de poder en China hace posible el cambio masivo, y aunque el gobierno está dispuesto a asociarse con gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales occidentales, la cultura sigue siendo una barrera para la colaboración internacional. La cultura china no sólo es distinta a las culturas occidentales, sino que es contraria. 

 

Cuando me presento en algún lugar de Occidente, digo “Hola, mi nombre es Peggy Liu, presidenta de JUCCCE, y soy de Shangái, China”. En chino, diría “Hola, soy de China, Shangái. Soy la presidenta de JUCCCE, Liu Peggy”. Eso habla muchísimo de la importancia de lo colectivo versus lo individual.

 

La cultura de China está cambiando tan rápido como su infraestructura, conforme su generación más joven y clase media emergente están empezando a viajar más libremente y a interactuar más con Occidente. Pero por ahora, si quiere crear aquí un cambio sustentable, debe encontrar un socio local confiable. 

 

Peggy Liu, una de las principales ideólogas verdes de China y presidenta de JUCCCE.org, una organización no lucrativa dedicada a acelerar el reverdecimiento de China. 

 

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