Pedro Alonso

Consejería

Pedro Alonso

7 May, 2014

“Japón está de regreso”: Shinzo Abe

PARÍS.– Desde luego que cuando las cosas empiezan a salir como uno espera, da gusto. Me refiero al alza del IPC de los últimos días, de la que vine escribiendo desde varias semanas. Durante abril traté de explicar lo mejor que pude por qué pensaba que era mejor tomar una posición más agresiva en el mercado accionario en ese momento, sabiendo que no todos podemos tener el mismo punto de vista, pero según costumbre, comparto el mío con usted, amigo lector.

A reserva de profundizar en el tema en los próximos días, por lo pronto lo que tiene arriba el IPC es la línea de tendencia que define la baja iniciada en enero de 2013 y que está algo más de 1% arriba del cierre de ayer; es decir, por el rumbo de 41 mil 950 puntos, y después, si supera este primer obstáculo, está una resistencia muy visible alrededor de 42 mil 700 puntos. No sería raro que pronto —tan pronto como hoy o mañana— el IPC tuviera un retroceso como suele ocurrir después de rompimientos de formaciones como la que vimos desarrollarse durante abril. La razón de ello es que muchos obtuvieron en muy poco tiempo (días, de hecho) rendimientos muy buenos y deciden tomarlos.

Así que, entendiendo la duda que suele aparecer en esos momentos (¿seguirá subiendo o esto fue todo?), hay que tener paciencia y estómago para no salir corriendo. Es más, es una nueva oportunidad para entrar, sobre todo si no se hizo en la zona del miedo; cuando se desarrolla la formación y todo puede pasar. La buena noticia, además del alza de los últimos días, es que poco a poco, con una pendiente muy discreta, el mercado mexicano empieza a desarrollar una trayectoria alcista de largo plazo, de la que forman parte los movimientos de este año: el de baja entre enero y marzo, y el alcista, que hemos visto desde mediados de ese mes, hasta ahora.

Aquí, en el Foro Anual de la OCDE, tuve la oportunidad de escuchar en vivo y de cerca a Shinzo Abe, el primer ministro del Japón, el de las Abenomics, como él mismo llama al programa económico de su país, que él ha impulsado y que es una mezcla de reformas estructurales y expansión tanto de la política monetaria como la fiscal, para sacar a Japón de una deflación de muchos años.

Siempre resulta interesante ver a un personaje de importancia global del que uno ha leído o escrito actuar en un escenario como el de la OCDE. Su discurso (en japonés, con traducción simultánea al francés y al inglés) amplio, contundente y para no dejar dudas de que Japón es una potencia global que busca incrementar su poder. Ese es el mensaje hacia el exterior, principalmente. “La economía de Japón está de regreso. La economía vigorosa que una vez se desbordaba con vitalidad como la ‘energía del crecimiento del mundo, ha regresado una vez más’”, dijo.

Al interior —de su sociedad— avisa que las condiciones están dadas para llevar a cabo reformas estructurales profundas (“de gran calado”, dicen los políticos priistas de hoy). “Nunca estaré temeroso de reformar”. En menos de cinco minutos, repitió enfáticamente esta frase por lo menos cinco veces, para que en su país quede claro de qué lado masca la iguana.

En la misma idea, ayer, cuando se puso formalmente en marcha el programa de la OCDE para el Sureste de Asia, en el que participan los países de la región, quedó claro que Japón se puso a la cabeza cuando el señor Abe dijo que Japón no está más en el “Lejano Oriente”, sino que ahora está en centro de la Cuenca del Pacífico y que la puerta de entrada a esta región en crecimiento, es Japón. Por cierto, el primer ministro Abe, invitó abiertamente a invertir en su país, por si a usted le interesa.

Ofrezco escribir mañana sobre la expectativa económica de la OCDE, que se presentó ayer. Usted ya habrá oído y visto por todos lados los datos del crecimiento global (que es parecen mucho a los del FMI en dimensión y optimismo), lo que dicen sobre México (la OCDE se sumó públicamente a los que pensamos que nuestra economía no crecerá lo que dice el gobierno), etc. Yo escribiré sobre el debate posterior, que resultó como deben ser los debates: intenso, inteligente, agresivo, respetuoso, directo, de confrontación de alto nivel, lo que lo hizo interesante y divertido. Suerte.

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