Adina Chelminsky

Aprendiz de brujo

Adina Chelminsky

13 Jun, 2014

Mujeres que confían demasiado… poco (en sí mismas)

Mucho se ha dicho y escrito de la mujer del siglo XXI. Se le pinta (un poco como caricatura, un poco como wishful thinking) como fuerte, segura, emprendedora y aguerrida.

La verdad es que la realidad dista mucho de este cliché. Aun cuando la mujer ha avanzado grandes pasos hacia su independencia en las últimas décadas, el estereotipo de mujer moderna es mucho más complejo.

Sobre todo en el campo de la confianza en sí mismas. En cuanto a esa confianza que implica el manejo de dinero. Un estudio del National Endowment for Financial Education marca que sólo 29 por ciento de las mujeres se siente “muy segura” a la hora de manejar su dinero. Comparado con 45% de los hombres.

Lo irónico de esto es que en cuestión de resultados “contantes y sonantes” las mujeres tienen mejores resultados financieros a la hora de invertir, que los hombres. O sea, el problema no es el ser capaces (que lo somos) sino el de creernos capaces.

La autoconfianza no es un asunto menor a la hora de emprender un negocio, particularmente si el área en el que dudas de ti misma es en el manejo del dinero… Como bien sabemos los temas financieros son la columna vertebral y la sangre de todo negocio.

Las razones que se dan para esta desconfianza en una misma son más sociológicas y sicológicas que financieras.

El haber educado a muchas generaciones de mujeres, directa o implícitamente, en que las matemáticas son cosa de varones.

Que las mujeres son mejores para las ciencias sociales y no para las ciencias exactas… Razones que impulsaron a muchas generaciones de mujeres a delegar o postergar su educación financiera lo que genera un círculo vicioso.

Sé poco de números…entonces las finanzas me dan miedo… entonces aprendo o me involucro poco en cuestiones financieras… por lo tanto, me dan más miedo los números… el cuento de nunca acabar.

Y aunque es cierto que con las jóvenes de hoy en día el enfoque de educación matemática y financiera está cambiando, hay generaciones enteras de mujeres que siguen viviendo con este “miedo”.

Repito, no es cuestión de que las mujeres sepan menos sino que creen saber menos.

Este miedo a las finanzas no es sólo un capítulo de Plaza Sésamo (el miedo al Conde Contar) o materia de estudio en laboratorio, es un bagaje que juega en contra de las mujeres a la hora de emprender un nuevo negocio o en el manejo diario de un negocio en crecimiento.

Nos afecta a la hora de buscar oportunidades y a la hora de resolver problemas.

Porque el tenerle miedo a los “números” implica ser menos asertivas a la hora de negociar con proveedores, a la hora de plantear condiciones a los clientes, a la hora de hacer planes y proyecciones financieras y, también, a la hora de necesitar poner las cosas claras al cobrarle a un cliente moroso.

¿Qué hacer? Mucho podemos hablar sobre las responsabilidad del gobierno, de las familias o del sistema educativo. De lo que han hecho mal o han dejado de hacer. Pero la verdad es que en este asunto más que buscar culpables hay que buscar soluciones y la única solución está en manos de cada una de las empresarias que no se sienten seguras en el manejo de los números y finanzas.

Aprender, atreverse, informarse, saber que en toda decisión se pueden equivocar… y que no pasa nada. Y, sobre todo, entender que en cuestión de manejo de dinero las mujeres son igual o más aptas que los hombres para manejarlo.

Repitiendo de nuevo (la tercera es la vencida): el problema no es que no podemos, es que no nos creemos capaces de poder.

                adinachel@gmail.com

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