Marco Gonsen

Memoria Flash

Marco Gonsen

23 Jun, 2014

Nostalgia

Un libro básico para la formación académica de los licenciados en comunicación es Apocalípticos e integrados, conjunto de ensayos en los que el semiólogo italiano Umberto Eco describió hace medio siglo a quienes denostaban la expresión “cultura de masas” como una aberración que contradice la concepción misma de cultura (elitista, contraria a la muchedumbre) y a quienes, en contraste, veían optimistamente cómo los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, cine) contribuían a extender urbi et orbi la información y el conocimiento.

Una dicotomía similar acaba de ser enunciada por Clay Shirky, prestigiado profesor de la Universidad de Nueva York, teórico de internet y autor de una frase que ya alcanzó la categoría de principio: “Las instituciones intentarán preservar el problema para el que ellas mismas son la solución”. Aplicada a las industrias cuyo modelo de negocios fue revolucionado por la red, la teoría significa que éstas suelen pensar en soluciones que tienden a mantener la enfermedad en lugar de curarla porque no tienen capacidad ni imaginación para inventar otras.

El “principio de Shirky” —llamado así por Kevin Kelly, editor fundador de la revista Wired— recuerda al mucho más famoso “principio de Peter”, que afirma que una persona puede ser ascendida dentro de una organización hasta llegar al puesto en el que ya no reúna elementos para ameritar más promociones; esto es, que llegó a su nivel de incompetencia. En un sentido análogo, el postulado de Shirky explicaría por qué compañías como Kodak o Blockbuster actuaron como si hubiera sido posible evitar que la fotografía digital y los videos en streaming se convirtieran en los modelos de consumo dominantes. Al oponerse a ellos, en lugar de pensar cómo sumarlos a su experiencia, sólo consiguieron mantener vivos los problemas que terminaron llevándolos a su declive.

La industria periodística estadunidense padece una dinámica similar, al no haber descubierto todavía cómo obtener en el formato digital los ingresos suficientes para sostener la muy costosa generación de información. Y en un escenario hostil a las imprentas, hay quienes creen que aún se pueden hacer las cosas a la antigüita. Uno de ellos es el joven empresario Aaron Kushner.

Fundador de mymove.com, una página que ofrece servicios para personas que necesitan mudarse de casa, Kushner mismo cambió a un giro en el que no tenía experiencia previa, al encabezar desde 2012 Freedom Communications, corporativo mediático que edita el diario Orange County Register, fundado hace ya 109 años. Convencido de la vigencia de la tinta y el papel, Kushner se lanzó a la aventura de fundar este año nuevos diarios impresos, Los Angeles Register y Unidos en el Sur de California, este último en español, con una estrategia basada en la difusión de noticias extremadamente locales —crónicas de los torneos deportivos de bachilleres, por ejemplo—, el ofrecimiento a universidades para que publiquen publirreportajes y regalos a suscriptores como boletos para partidos de beisbol.

No le ha ido bien: a principios de mes, Kushner anunció recortes de gastos y personal, y su fallido esfuerzo lo ha convertido en la comidilla del semanario OC Weekly, que le dedicó una portada donde lo dibuja como el flautista de Hamelin guiando a una fila de alegres periodiquitos con ojos y patitas, además de reportar las dificultades internas de sus trabajadores, con base en informantes internos.

El pasado martes, Shirky publicó en su blog un durísimo artículo en el que califica de tonto el plan de Kushner, se congratula de su fracaso y decreta que la más importante batalla en el periodismo de hoy no es la de tabloides contra formato estándar, o la de reportajes exhaustivos contra breaking news, sino la de realistas contra nostálgicos. Entre estos últimos incluye a Ryan Chittum, exreportero de The Wall Street Journal, quien escribió en el Columbia Journalism Review (CJR) una semblanza en la que destacaba los logros iniciales de Kushner al tomar las riendas del Register y su filosofía de no hacer caso a los gurús de la digitalización, más interesados en el número de clics que en ofrecer contenidos de calidad por los que pudieran pagar los lectores.

En su réplica publicada el jueves en CJR, Chittum aclaró que, así como ponderó las cualidades de Kushner, también expresó dudas sobre el éxito de un modelo en una época en la que las fuentes de noticias y entretenimiento están más al alcance de los lectores que nunca (y gratis). Quién lo dijera: ser integrados nos está volviendo irremediablemente apocalípticos.

 

*marco.gonsen@gimm.com.mx

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